La Radio: naturaleza y elocuencia
Lograr que los programas de radio sean atractivos ha sido una máxima para los que hacemos la labor de difundir espacios de música, noticias, variados y otros a través del éter. No basta con ser periodistas, conductores y comunicadores con un alto nivel profesional y cultural, se necesita además ser ameno, respetuosos, alegres y amantes de la naturaleza.
El hombre de la edad de oro
Exhibo con orgullo la portada de este libro. Desaliñada por el paso del tiempo y el uso continuado – para eso son los buenos libros – la contemplo hoy, a la vuelta de cuarenta y siete años más hermosa que nunca; incluso más que aquel lejano día cuando uno de mis tíos me lo trajo como regalo que hoy le agradezco como nunca antes porque con apenas diez años, a veces no se puede estimar el valor de un buen libro. Es la etapa de jugar, vivir despreocupados de muchas cosas que nos rodean, excepto del afecto filial - ¡del que disfruté abundantemente! – y sólo al pendiente de la escuela, las tareas, el rato de jugar y ese instante, casi ritual, de sentarnos a la mesa para degustar el diario sustento.
El modelo de programación para la radio
Desde que se puede amplificar las señales eléctricas correspondientes a los sonidos, que hizo posible la radiodifusión, se impuso la necesidad de diseñar mensajes, saber a quienes se les debía informar, las características y composición de los públicos potenciales.