
Hace 121 años el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, que tuvo como sede la capital francesa, estableció el primero de mayo como Día Internacional de los Trabajadores.
La celebración ofrece un justo homenaje a los Mártires de Chicago, obreros que en 1886 se alzaron unidos en su demanda por la jornada de ocho horas y otras reivindicaciones laborales. Desde entonces, en muchas partes del mundo la clase obrera se manifiesta para exigir demandas y, en otras, para recordar con admiración y respeto aquellos hombres y mujeres cuyas únicas fortunas eran su fuerza de trabajo y su integridad para unirse y defender sus derechos.