Manolo Ortega: El locutor de Fidel

Sobreviviente de la famosa batalla de El Ebro (agosto de 1937) pudo ser el primer mártir internacionalista avileño. Dolido por no haber podido detener entonces el nazi-fascismo en el mundo, desarmó su pistola Astra, de nueve milímetros, y con fuerza, la lanzó al abismo; caminaba por los Pirineos, casi arrastrando los pies, hacia Francia para evadir una muerte segura; pero al llegar, Francia bajo el fascismo, quedó preso en un campo de concentración, cuyos horrores padeció. Por la intervención del cónsul cubano, pudo viajar a La Habana en 1939 en el vapor Orduña.

En Cuba, sin empleo, el apoyo del Partido Comunista le permitió un techo, mas era difícil mantenerse en tiempos turbulentos. Trabajó como mozo de limpieza, ayudante en un laboratorio fotográfico y mensajero. Al contratarse en una tienda, por 75.00 pesos al mes, mejoró.

En 1940 empezó en la radio conduciendo un espacio de orientación política, La hora de la juventud, de la emisora radial CMCA en Galiano y Neptuno, propiedad de la Juventud Socialista que él integraba, donde comenzó a formarse como profesional de la palabra, hasta lograr un estilo depurado, de impecable dicción y sello muy personal.

Trabajó en varias emisoras radiales: CMBF en la calle Prado, su primera ubicación; CMZ, Radio García Sierra, y Mil Diez, del Partido Socialista Popular (Unión Revolucionaria Comunista), llamada “la emisora del pueblo” (1943), que él consideró “una verdadera escuela” con escritores como Félix Pita Rodríguez, Marcos Behmaras, Paco Alfonso, la actriz Raquel Revuelta, el músico Adolfo Guzmán, ambiente creador y de camaradería estimulante, donde llegó a ser una de las voces más significativas. Allí también escribía el espacio humorístico Radio Locuras, al aire de lunes a viernes, que dejó con Behmaras.

Leía intensamente, e incursionó en la narración deportiva y, junto a Ibrahim Urbino, narró algunos juegos de pelota, lo que le valió en una ocasión la distinción de «novato del año» que otorgaba el Periódico Hoy. También compuso algunas canciones, interpretadas por cantantes tan trascendentes como Elena Burke y Marta Justiniani. Tanto se apasionó por el nuevo género musical, que lo llamaron Míster Feeling.

Por combatir la corrupción y otros males sociales, en 1948, bajo la presidencia de Ramón Grau San Martín, Mil Diez fue allanada y clausurada, y él pasó a trabajar a la COCO, de Guido García Inclán, en el programa de sátira política Cuba en llamas, donde leería los comentarios, aunque duró poco tiempo; pronto, fue locutor de cabina, ahora de vuelta a CMBF, cuando esta ya formaba parte del Circuito CMQ y radicaba en el edificio Radiocentro.

El 18 de diciembre de 1950, al inaugurarse de forma experimental el Canal 6 (CMQ Televisión), del magnate Goar Mestre, convenció con su rostro apacible y seguro y aquel timbre de voz envidiable, dejando tan grata impresión en el programa de apertura: Tensión en el Canal 6, con guion de Behmaras, espacio que se mantuvo mucho tiempo. Sus primeras semanas en televisión anunciaba cigarrillos, televisores y otros productos.

Su profesionalidad y excelencia como locutor y conductor le ofrecieron muchas oportunidades en la televisión: el 5 de enero de 1951 fue contratado como conductor exclusivo del Noticiero CMQ, patrocinado por la Cervecería Hatuey, sin gesticular en exceso ni gritar, a diferencia de otros locutores, sino consiguiendo comunicación con el televidente. Fue locutor comercial en otros programas estelares de la televisión como Cabaret Regalías, Aquí todos hacen de todo, Quién sabe más, Gran Teatro Lírico Esso, Pantalla sonora, Cita a las diez, Carnaval de sorpresas, el dramatizado Gran Hotel General Electric… informativos, musicales, infantiles…

Lo recordaba Ciro Bianchi Ross (agosto de 1988, Cuba Internacional, p.68-70) con la copa de cerveza afirmando: “Usted que trabaja todos los días, no tiene ya que esperar el fin de semana. Tómese una Hatuey todos los días y tendrá siempre un pedacito de domingo”, cerveza que se bebía de un golpe y el televidente sentía, “¡Con qué gusto se la bebe!”, gesto y carisma que daba millones de pesos a la compañía; se decía que la cerveza no la enfriaban, para mayor espuma. La empresa productora de la cerveza Cristal, rival de la Hatuey, quiso contratarlo con mayor sueldo, pero él se negó por ética profesional. Durante diez años anunció además el ron Bacardí, y tuvo gran popularidad; era el locutor mejor pagado del país, con 800 pesos mensuales. El 22 de noviembre de 1954 el Ayuntamiento de Ciego de Ávila lo declaró Hijo Distinguido.

Mientras tanto, luchaba clandestino contra la tiranía batistiana, registrado en el Buró Represivo de Actividades Comunistas y amenazado, ya que defendía explícitamente a los alzados de Fidel Castro en la Sierra Maestra.

En junio de 1960, renunció a su contrato de locutor exclusivo de CMQ Televisión y la Hatuey para trabajar, por solo 500 pesos, en Televisión Revolución, nuevo nombre del Canal 2, donde moderó el espacio en que comparecía regularmente Fidel Castro, entonces primer ministro del Gobierno Revolucionario, mientras realizaba la locución de las dos emisiones del Noticiero Nacional de Televisión, inaugurado el 2 de noviembre de 1961, junto al también locutor avileño Eddy Martin, donde se mantuvo por más de 25 años. Narró muchos de los momentos más importantes de la historia cubana entonces; entre ellos, la invasión a Playa Girón y la Crisis de Octubre.

Entre los muchos reconocimientos que mereció, se citan la Distinción por la Cultura Nacional, la Medalla Alejo Carpentier, el título honorífico de Héroe del Trabajo de la República de Cuba, Combatiente de la clandestinidad, Internacionalista, Premio Nacional de Televisión por la Obra de la Vida…de él han escrito, además, José Antonio Quintana García, Elizabet Rodríguez e Idania Trujillo (2009), Adalberto Alfonso Fernández (2011)…

Era de los fundadores del Batallón 120 de las Milicias Nacionales Revolucionarias, de las zafras del pueblo, y el presentador oficial de Fidel en los actos políticos, aun después de su jubilación, el 31 de julio de 1987; siguió escuchándose por Radio Habana Cuba y como profesor a formar nuevos locutores, hasta sus últimos días. 

 

Su esposa Hortensia era “nuestra dulce y buena Estrellita”, que todo infante amó del televisivo Amigo y sus amiguitos, y con su hijo Sergio los avileños lo recuerdan, añorando alguna tarja o lugar con su nombre, y que los nombres en la «alameda de la locución» hayan desaparecido; pero él sigue oyéndose y brillando en la cultura cubana.  

 

Fuentes:

Elizabet Rodríguez e Idania Trujillo: Manolo Ortega, España y Pablo, en Elizabet Rodríguez y José Antonio Quintana (compiladores); Pablo de la Torriente Brau en voces avileñas, Ediciones La Memoria y Ediciones Ávila, 2009.

Ciro Bianchi Ross: Cara a cara con Manolo Ortega, Cuba Internacional, agosto de 1988, pp. 68-70.

Adalberto Afonso Fernández: Mis investigaciones y algo más, Palibrio, 2011, t. I.

Editora. María Romero 

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