Mientras exista el imperio…

Contra Cuba se han utilizado todas las herramientas para destruir nuestra obra, tales como invasión, injerencia, guerra económica, psicológica, diplomática, y con destaque de la mediática. En este último caso Estados Unidos se ha convertido en el gran líder de la mentira y la distorsión que ejercen los grandes medios de comunicación “libres y democráticos” Se trata de un gigantesco poder que se utiliza hasta para lograr golpes blandos y criminalizar a gobernantes honestos. Por supuesto, estamos hablando de la utilización de periódicos, revistas, radio, cine, televisión y, obviamente,  las redes sociales, todos en función de distorsionar, mentir, y dibujar en las mentes de los perceptores de los  mensajes una situación de caos irreversible que enfrentan algunos países como Venezuela, Nicaragua y Cuba. ¿Con cuál objetivo? R: Favorecer una intervención de EE.UU. para devolver la democracia y el restablecimiento de los derechos humanos, al modo sui géneris yanqui.

Nada nuevo bajo el sol, solo es una receta imperial que se repite una y otra vez aunque muchos países, organizaciones y sectores populares del mundo la rechacen. Sencillamente hacen caso omiso, como lo hicieron, por ejemplo, cuando Cuba denunció por violar el espacio radioeléctrico, ante la Unión Internacional de Telecomunicaciones,  a una emisora de triste recordación denominada Radio Swan. Pero, como siempre sucede, y por no ser vinculante la decisión que apoyaba a Cuba, el gobierno de Estados Unidos se dio por desentendido. Veamos al desnudo este engendro, uno de los que manchó  la radiodifusión.

Como antecedente debo decir que ya desde el primer semestre de 1960 aumentó con gran intensidad las acciones contrarrevolucionarias contra Cuba, alcanzando altos niveles la guerra psicológica, económica, diplomática y mediática; incluso ya desde entonces se fraguaba la idea de agresión militar directa, lo que realmente se produjo, como se conoce, en Abril de 1961.

Se puso en práctica el llamado Plan de Acción contra Cuba anunciado por el presidente Eisenhower el 11 de diciembre de 1959, que incluía ataques radiofónicos. Es entonces que en mayo de 1960 se instala la emisora pirata Radio Swan en la isla del mismo nombre en Honduras. El objetivo estaba muy claro, no otro que atacar a la Revolución naciente y sus dirigentes, además de estimular a la contrarrevolución interna para que realizaran sabotajes. Su fachada era comercial, anunciando la Coca Cola, Colgate, Pan American etc.

 Los temas a desarrollar se hacían en Miami, los que se enviaban en un vuelo diario, llegando incluso a utilizar locutores cubanos apátridas del entonces circuito CMQ. Al fin, su nefasta acción se dio por concluida en 1968, consecuencia de un recorte presupuestario a los órganos de inteligencia, aunque su transmisor de 50 Kw continuó sirviendo a las peores causas, porque se trasladó a Viet Nam del Sur para ejercer contra los pueblos del sudeste asiático que combatían la injerencia y agresiones  imperialistas de Estados Unidos.

Pero así no terminaba la maldad, porque se produjo otro parto anómalo de la radio en el mundo. Y nacía un 20 de Mayo de 1985 un engendro de la propaganda anti cubana, es decir, Radio Martí, un verdadero insulto o burla a la dignidad nacional por utilizar el nombre de nuestro Apóstol. Fue instalada en Cayo Maratón, Florida, con presupuesto del Estado, lo que resulta equivalente a decir que era, y es, un ejemplo de terrorismo de Estado, aplicado oficialmente contra otra nación. ¡Y ese es el sueño americano, el símbolo de la libertad y el respeto a los derechos humanos y la democracia! Viene a mi mente una pregunta: ¿Qué daño le ha hecho nuestra Revolución a Estados Unidos?

“Nosotros decidimos nuestra política nacional y nuestra política internacional de una manera soberana y de una manera democrática. Democrática, es decir, con el pueblo; soberana, es decir, sin sujeción a los dictados de ninguna potencia extranjera” Fidel Castro Ruz

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Editora: María Romero

 

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