El llamado perenne de una tradición

Después de más de una década sin celebrarse, al final del año pasado se celebró el Festival Nacional de la Radio cubana en la oriental provincia de Holguín. Y obviamente que respondimos al perenne llamado de esa tradición tan de los holguineros de subir la muy célebre Loma de la Cruz. Allí se produjo un hecho que los radialistas holguineros consideraron histórico, la maestra y Premio Nacional de la Radio la nonagenaria Carmen Solar, no soportó la tentación y subió al escenario a cantar y bailar. Por estos días de mayo la Loma de Holguín adquiere protagonismo en los medios masivos de comunicación porque se convierte en el principal escenario del más grande festival que organizan los jóvenes artistas y promotores culturales del país, las “Romerías de Mayo”. Desde aquella visita de los colegas radialistas del país, este cronista adquirió una deuda que le es grata de saldar, narrar la historia de la loma holguinera y de cómo aquel festival nació en la radio de aquella provincia. Lo haré en este y las cuatro publicaciones siguientes. La loma y su escalinata de cuatrocientos y pico de escalones, es el primer personaje de la ciudad. Los demás, consciente o inconcientemente, somos los otros y no hay otra opción; en Holguín vivimos prendidos a ella. De ella adquirimos su calidad natural, su fragancia y su tristeza, su esplendidez y su mansedumbre. Los holguineros u holguinenses, (como se decía antes), somos fruto del cerro silencioso y fruto al fin y al cabo, nos nutrimos de su savia y nos prendemos de sus ramas. Sus laderas, unas veces pobladas de árboles y otras sin ninguno, sirve de escenario para que las acaloradas mentes de los vecinos ubiquen allí mentirosos hechos de sangre. Lo otro es la escalinata agobiante cuando de subirla se trata; en ella …

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Vilma Pérez de Aguiar: “¿Qué les hará el calor a los muertos, que no tienen quien los abanique?”

A mi entender, (que cuando se trata de ella deja de ser racional y se convierte en un entender sentimental), Vilma Pérez de Aguiar vivió desde siempre (o desde el primer día de la humanidad), siempre tierna como las madres y tiernísima como lo consiguen las abuelas.

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