Un salto al vacío, recordando al escritor Gustavo Eguren
Papeleando en mi archivo de entrevistas, que ya va ganando un espacio preocupante, de pronto e inesperadamente encuentro la que le hiciera 18 años atrás a Gustavo Eguren. La releo a plenitud y me convenzo de su interés actual lo que demuestra que el tiempo es una trampa enloquecedora.
Paso a mostrársela al cibernauta como prueba de ella (la trampa) al tiempo que, malacrianzas del destino, ahora la doy a conocer cuando ya él no puede leerla.