Con hondo pesar, esta mañana de julio despedimos físicamente a un hombre íntegro, cabal, un maestro, un amigo. A un cubano que abrazó el ideal revolucionario en medio del peligro de la lucha clandestina y lo enalteció con devoción durante toda su vida.
Pedro Rolando Álvarez Estévez encontró en la radio el cauce fecundo para sus inquietudes políticas. En diciembre de 1956, junto a otros valerosos compañeros, se integró a las filas del Movimiento 26 de Julio en el frente de Propaganda, y tomó parte en diversas acciones, entre ellas la Huelga General del 9 de abril de 1958.
Tras la aurora emancipadora del Primero de Enero, del Rolando intrépido, patriota hasta los tuétanos, fundador del Partido Comunista de Cuba, emergió con solidez un hombre de pensamiento, capaz de aportar con humildad al desarrollo de una sociedad humanista y justa.