La ecología y el calentamiento global se entrelazan como hilos en una misma trama. La primera estudia las relaciones entre los seres vivos y su entorno, y ahí reside su conexión con el calentamiento global, como denominamos a esos cambios en la temperatura del planeta que afectan los ecosistemas: desde arrecifes coralinos hasta bosques tropicales.
La ciencia cubana estudia y dirime medidas con el fin de atenuar los embates del cambio climático. Su eje estratégico lo constituye la Tarea Vida, plan que fue aprobado en 2017 por el Consejo de Ministros, y que se sustenta en una base científica multidisciplinaria de la que participan más de dieciséis instituciones.
Nuestra Radio es parte de ese proyecto. Sus coordenadas se dan a conocer a través de campañas de propaganda cuyo fin es orientar a la población. En definitiva, la Tarea Vida requiere de la participación ciudadana para cumplir sus propósitos.
Son varios los programas radiales dedicados al tema de ciencia y tecnología. Mediante ellos, la radioaudiencia conoce el acontecer nacional e internacional en esas disciplinas.
Los espacios con ese perfil se identifican por dos aristas fundamentales, que son la objetividad y la profundidad de cada tema; el nivel de realización, por su parte, les confiere didactismo y amenidad. Labor difícil para quienes saben lo que representa divulgar la ciencia y la tecnología por un medio cuyos únicos códigos son de carácter sonoro.
Se trabaja fuerte en este sentido, y necesitamos hacer más para estar a la altura del ingente esfuerzo institucional. Hacerlo merece hacer énfasis en los temas ecológicos y desentrañar aún más cómo interactúan plantas, animales, microorganismos y seres humanos entre sí y con el medio que les rodea: aire, agua, suelo y clima. Cuatro pilares que son el sustento de la sobrevivencia planetaria.
Se requiere profundizar sobre ecología en la programación radial, más que si fuese un apéndice verde dentro de la programación científico-técnica. Con perspectiva más amplia, concebida como un eje transversal que oriente cada descubrimiento e innovación hacia un planeta más habitable.
Si algo demuestra la crisis climática que atraviesa el mundo, es que la ciencia, sin conciencia ambiental, pudiera convertirse en un arma de doble filo.
La radio, con su poder de cercanía y capacidad para llegar a todas partes, encara una responsabilidad. Hablar de ciencia, sin hablar del entorno, sería una omisión imperdonable. La ecología provee un enfoque integrador que explica los fenómenos naturales y nos interpela como especie. Hace recordar que cada invento y avance tecnológico, deben ser evaluados a la luz de su incidencia ambiental.
La inclusión de más temas ecológicos en espacios científico-técnicos de la radio, no significa restárselo a la tecnología; en todo caso, la dota de mayores perspectivas.
Hablemos de tecnología, y refirámonos a las fuentes renovables. De agricultura, teniendo como guía el uso responsable del agua y los suelos. Asumir la inteligencia artificial (IA) y sus bondades, al tiempo que se indague en el consumo energético que implica utilizarla, y las consecuencias que puede tener sobre la explotación de minerales raros. Todo esto concientiza a grupos humanos e individuos en función de un aprovechamiento adecuado.
La propuesta va más allá del encasillamiento. Con su capacidad para contar, explicar y emocionar con palabras, efectos y música acerca de lo invisible, la radio ostenta el don de la narración oral. Y si algo necesita la ecología es precisamente eso: relatos que conecten al radioyente con un bosque que no ha visitado, con el río que no sabe que está contaminado, y con la especie que desaparece en silencio. Historias reales que transformen los datos duros en conocimiento capaz de germinar en acciones concretas.
Es una temática que puede abarcar todos los campos, desde lo noticioso, informativo, musical y dramatizado. Incluir la ecología en la programación científico-técnica, más que opción editorial deviene acto de responsabilidad social. Prepara a las nuevas generaciones para comprender que la sostenibilidad no es una moda, sino una necesidad. Significa coadyuvar en la formación de una ciudadanía informada y crítica. Capaz de exigir y apoyar políticas públicas que se fundamenten en la evidencia científica y el respeto a la vida en todas sus formas.
En tiempos que el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación son realidades de cada minuto, la ciencia reclama un mayor volumen de voz. La radio, el medio que acompaña cocinas, talleres y paisajes naturales puede ser ese altavoz que necesita. En nuestros realizadores recae gran parte de la tarea, al apostar por contenidos que formen, informen y transformen.
La ecología necesita ir más allá de ser noticia o nota de cierre en los espacios informativos. Debe ser el hilo conductor de una nueva narrativa científica, en la cual conocer signifique cuidar, y donde cada palabra —como semilla— pueda florecer en la conciencia de cada uno.
¡Es tarea de todos y para todos.!