Miguel Companioni, desde los ojos del alma

Sancti Spíritus es la tierra cubana donde la trova se entrelaza con la brisa del Yayabo. En esa conjunción de música y naturaleza nació en 1881 Miguel Rafael Companioni Gómez, el trovador que convirtió la ceguera en melodía.

La vida de Miguel había estado marcada por la pérdida de la visión a temprana edad. Así fue cómo la música se convertiría en su brújula, y la guitarra en la voz más fiel.

En las noches espirituanas era contratado para llevar serenatas. Los enamorados le contaban sus penas, celos y esperanzas; él los escuchaba y, por el nombre de cada mujer, componía boleros cuyos títulos dieron fama a nombres como Rosalba, Herminia, Esther, Lili, Serafina y Amelia.

Desde un cúmulo de historias reales, como temas para muchas novelas, nació gran parte de un repertorio, que suma más de trescientas obras; muchas de ellas con nombre de mujer, y todas repletas de emoción.

Su canción más célebre, Mujer perjura, data de 1918. La grabaron María Teresa Vera y Rafael Zequeira, con quienes se convirtió en éxito con más de veinticinco mil copias vendidas en Cuba. Paradójicamente, el autor nunca recibió regalías por no haber registrado la obra a su nombre. Aun así, ese bolero fue en su tiempo en un himno del desamor y es hoy una joya de la trova tradicional cubana.

En los albores de la radio cubana, Miguel Companioni ya era una figura reconocida. Su música era escuchada en emisoras locales y nacionales. Fue pianista en salas de cine y teatros, y sus canciones, interpretadas por solistas, tríos y coros se difundían a través de la radio.

Fundó el Coro de Clave de Santa Ana, y dirigió agrupaciones como la Orquesta Francesa y la Orquesta Argentina, que animaban fiestas y eventos culturales en Sancti Spíritus. Su obra se hizo parte del repertorio habitual de programas radiales dedicados a la música tradicional, mientras su nombre circulaba entre el público y los radioyentes como símbolo de sentimiento.

A sesenta años de su deceso, Miguel Companioni permanece como un mito musical vivo. En la Casa de la Trova de Sancti Spíritus que lleva su nombre, cada año se celebra un festival en su honor, con la participación de músicos e investigadores de toda Cuba.

Las canciones y boleros que compuso, se cantan en peñas, descargas y espacios radiales, como si el tiempo no hubiera pasado. El motivo es que lo bueno nunca pasa de moda.

Miguel Companioni dejó en su obra una forma de mirar el mundo desde el alma. Su música revela cómo la luz brota desde el rincón más oscuro, y que la trova, por nacer del corazón, solo precisa de una guitarra inspirada y de una ventana abierta para oírla.

 

Autor

  • Tomás Alfonso Cadalzo Ruiz (Cienfuegos, 1951). Miembro de la UPEC y de la UNEAC. Periodista, escritor y director de programas de Radio. Autor de varios libros en México y en Cuba, entre ellos, "La Radio, utopía de lo posible". Colaborador del Portal de la Radio Cubana desde su salida al aire. Escribe además para espacios de Radio Progreso, Radio Ciudad del Mar y el periódico "5 de Septiembre".

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