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El intelectual y político cubano Armando Hart Dávalos, para elogiar la conducta, el carácter y la vitalidad de la Celia Sánchez Manduley, consideró a la heroína como la más profunda intérprete de los criterios de Fidel Castro.
Ese señalamiento tiene inspiración tan alta, porque el bravo santiaguero la juzgó responsable, sensible y brillante cuando ella insistía en marchar hacia México para incorporarse a la expedición del yate Granma.
Desde entonces, reconoció Hart Dávalos, la joven medialunera captó la atención del resto de los jefes del movimiento 26-7. Y hubo un aspecto que destacaba en cada uno de sus diálogos, labores y acciones: humanismo popular.
Ese amor por el prójimo, interesada por los problemas de los demás, llamó tanto la atención del principal Comandante rebelde, que le permitió ser sus oídos, ojos y pareceres ante los múltiples y complejos problemas de la guerra.
Abrazo al pueblo
En Celia Sánchez, darse a querer y querer a los demás, se daba de manera espontánea y verdadera. Miles de campesinos de la Sierra Maestra, combatientes del Ejército Rebelde y el pueblo cubano, fueron testigos del amor real, apasionado y contributivo de la flor más autóctona de la Revolución hacia los suyos.
Armando Hart acentuó en Celia su innata capacidad para hacer realidad decisivas cuestiones políticas o de Estado, de la misma forma que escuchaba a los ciudadanos y lo procuraba todo para resolver necesidades o aspiraciones de los cubanos.
La hija de Media Luna, al ir creciendo en lo físico e intelectual, también reservó en su corazón espacio predilecto para dignificar a su gente.
Manifestó Vilma Espín, que al elegir a Celia Sánchez Diputada por Manzanillo, el pueblo consideró la valentía, lealtad y ternura de la noble dirigente de la Revolución.
Por: Daniel García Zayas / Radio Reloj
