Confieso que me ha dado gran trabajo encontrar el título exacto a estas mis modestas líneas, porque la mente de cualquier ser humano se resiste a creer que hoy estemos enfrentando hechos insólitos causantes de un sufrimiento atroz de pueblos, todo porque las mayores fuerzas del mal han decidido aplastar hasta el último vestigio del derecho humano.
Usted estará pensando, con toda razón, que EE.UU. es, posiblemente, el mayor causante de tanta maldad. Sus gobiernos están convencidos que pueden sancionar a todo el que no acepte sus órdenes y modo de vida; pero no solo eso, no aceptan –en eso son muy consecuentes-que sus aliados sean criticados y, mucho menos, sancionados, aunque sean vulgares delincuentes.
Arremeten contra todos los derechos humanos, principalmente el de la propia vida, y siempre hacen maridaje con otros energúmenos a los que le entrega miles de millones de dólares y armas. Todo ello confabulados para dominar y someter a pueblos enteros. Vea usted una breve mirada a la situación de la guerra de Israel contra Palestina: cuando la CPI solicitó orden de captura contra Benjamín Netanyahu y su ministro de defensa, por genocidio contra el pueblo palestino que ya ha dejado más de 34 mil muertos, la Casa Blanca declaraba muy alarmada: “la solicitud del Fiscal de la CPI de ordenar el arresto contra líderes israelíes es escandalosa e intolerable. EE.UU. apoyará siempre a Israel”.
Todo ello a pesar de que el mundo, horrorizado, vea con cuanta saña se bombardean hospitales, escuelas, viviendas… y también, como algo insólito, la pretensión de Israel de convertir el territorio de Palestina en un cementerio. Pero hay más en esa carrera de horror que muestra hasta dónde puede llegar el odio, la hipocresía y los más bajos sentimientos humanos: cuando el Consejo de Seguridad de la ONU quiso en tres ocasiones hacer valer una Resolución de alto el fuego, EE.UU ejerció su derecho al veto. ¡Fíjese cómo anda esta humanidad!
UN SOLO PAÍS DECIDE QUE CONTINUE EL CRIMEN EN MASA. Claro, es el mismo país, juez del mundo, el que ha cometido crímenes horrendos como el lanzamiento de las bombas de Iroshima y Nagasaki; bombardeado con napalm a Viet Nam, Laos y Cambodia; invadir a República Dominicana, Panamá, Granada, Afganistán, Irak, Libia, Siria, e incluso mantener un bloqueo genocida contra Cuba que dura ya más de 60 años.
Y no es posible ignorar que Estados Unidos mantiene, desde hace muchos años programas de armas biológicas, por supuesto, prohibidas, y, además, centros de tortura en distintos países. Sin embargo, para el Imperio ningún organismo internacional pide que sea juzgado por crímenes de lesa humanidad, a pesar de su negro historial de dominación, sojuzgamiento, robo de recursos, y el acariciado sueño de ser el dueño absoluto de las naciones, aunque tengan que morir en ese empeño más millones de seres humanos. Lógico que se curse orden de arresto a Netanyahu, pero debía incluirse también a Biden, Trump, y tantos otros presidentes del imperio asesino.
“Ninguna pluma que se inspire en el bien, puede pintar en todo su horror el frenesí del mal”. “Mejor es morir abrazado por el sol que ir por el mundo como una piedra viva, con los brazos cruzados”. José Martí