Los cubanos, con orgullo, celebramos los éxitos políticos, económicos y sociales del gobierno y pueblo de Vietnam, la nación más oriental de la península Indochina, que nuestro José Martí, Héroe Nacional de Cuba, inmortalizara con su crónica Un paseo por la tierra de los anamitas, parte de la revista la Edad de Oro (1889), dedicada a los niños.
Y como muestra de tal admiración hacia el pueblo vietnamita, como hoy, ya en su época, el propio Martí plasmaba en su relato a los más pequeños: “También, y tanto como los más bravos, pelearon, y volverán a pelear, los pobres anamitas, los que viven de pescado y arroz y se visten de seda, allá lejos, en Asia, por la orilla del mar, debajo de China».
Para realzar aún más la valentía y bravura del pueblo de Annan, el más universal de los cubanos proseguía, citando a ese pueblo: “… y cuando los franceses nos han venido a quitar nuestro Hanoi, nuestro Hue, nuestras ciudades de palacios de madera, nuestros puertos llenos de casas de bambú y de barcos de junco, nuestros almacenes de pescado y arroz, todavía, con estos ojos de almendra, hemos sabido morir, miles sobre miles, para cerrarles el camino. Ahora son nuestros amos; pero mañana ¡quién sabe!”.
El tiempo pasó y el triunfo no se hizo esperar. Con el legado de sus héroes y mártires, y de su invicto líder, Ho Chi Minh (1890-1969), la República Socialista de Vietnam en la actualidad enarbola sus victorias frente al colonialismo y el imperialismo y consolida el proceso revolucionario, con un impresionante desarrollo económico, social y cultural.
Precisamente en los últimos días, en ocasión de la conmemoración en ese país del 80 aniversario de la Revolución de Agosto y el Día Nacional de Vietnam, celebrado el 2 de septiembre, con la presencia de una delegación cubana encabezada por el presidente, Miguel Díaz-Canel, medios televisivos reflejaron el ambiente de amor y respeto expresado por pobladores en Hanoi y otras partes del país hacia la Isla caribeña.
En las calles la juventud del estado del sudeste asiático ha creado un efecto especial sobre la relación entre ambos países al compartir históricas imágenes de la frase inmortal del líder Fidel Castro en el mitin de la Plaza de la Revolución en La Habana cuando expresó el 2 de enero de 1966: “Por Vietnam, Cuba está dispuesta a dar hasta su propia sangre”.
Cuando se cumplen 65 años este 2025 del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Vietnam, los crecientes nexos entre los dos gobiernos y pueblos van más allá de las coincidencias en los ámbitos político y diplomático, y se expanden también en las esferas económicas, comercial y de inversiones.
En ese contexto, vale decir que recientemente en la nación de Asia fue inaugurada una planta de alta tecnología para la producción de medicamentos de la empresa mixta Genfarma, lo cual potencia la cooperación biotecnológica bilateral.
Las autoridades cubanas también consideran como muy importante la ayuda vietnamita en la garantía de la seguridad alimentaria del estado latinoamericano, mediante proyectos de cooperación para la producción de arroz, maíz y el avance de la acuicultura, entre otros sectores.
Para que se tenga una idea de la trascendencia de la ayuda técnica vietnamita, según diversas fuentes, en la primera cosecha en este año del proyecto de cooperación de Vietnam para el desarrollo del arroz en Cuba alcanzó un elevado rendimiento de 7,2 toneladas por hectáreas, lo que equivale a 4,5 veces el promedio local.
No debemos pasar por alto, por otro lado, el estrechamiento de lazos culturales en los últimos años, de lo cual resultó evidencia elocuente la 29 Feria Internacional del Libro de La Habana, efectuada en febrero de 2020 y dedicada a Vietnam, escenario en que en aras de comprender mejor la cultura y tradiciones de ese pueblo fueron presentadas diversas obras literarias.
Con sus vínculos de colaboración integral, Cuba y Vietnam son ejemplo de hermandad para otros países en medio de un mundo convulso y cambiante, en que un universo multipolar puja por imponerse al bloque dominante imperialista, el cual profundiza cada día más la desigualdad económica y la opresión social.
Así, como expresara Ho Chi Minh, refiriéndose a las relaciones entre Hanoi y La Habana: “…nuestros países geográficamente son antípodas, pero hay una identificación completa en lo moral”.