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A casi todos nos encantan las historias, así que voy a contarles una…
Había una vez, en una redacción informativa, un periodista llamado Indolencio Lentino; en verdad que era un tipo buena gente, simpático, guasón y de llevarse bien con todo el mundo. Y era tan buena gente, obediente y comedido que siempre vio muy mal eso de criticar lo que estaba mal hecho, ni siquiera sugerir que algo se hiciera mejor porque para eso están “los que filtran, sus jefes que se las saben todas”.