En la vida del otro, la nuestra
Frías. Así pueden ser las cifras. No reparamos casi nunca en los ojos y las manos detrás de los números, en las alegrías y dolores que suponen, en su significado.
La pandemia de COVID-19, parteaguas, ralentizó la vida. Como nunca antes, entendemos que nuestras individualidades valen muy poco por separado, que el valor de la existencia está en ser parte de un tejido fuerte, que dependemos de los otros para ser útiles y felices. Cada nuevo contagiado, cada muerte, las estadísticas que vuelven a crecer, golpean la serenidad, extienden el encierro, dañan.