Las redes sociales, la COVID-19 y la responsabilidad social
La plataforma digital, un escenario natural para la interacción de las redes sociales, parece ser actualmente un punto de encuentro y desencuentro entre diversas comunidades de internautas que conectados entre sí reciben y generan cualquier cantidad de información, buena y mala, en una dinámica arrolladora que es capaz de segmentar criterios a partir de entronizar matrices de opinión en ocasiones poco objetivas induciendo, solapando y también manipulando a grandes masas. En pocas palabras: las redes sociales en Internet son hoy un “campo” de ilimitado alcance donde la guerra en el terreno de las ideas tiene más fuerza que nunca.



Tengo la absoluta certeza de que – salvo muy escasas excepciones – a nadie le agrada la idea de provocar enfermedades o muerte a sus semejantes. Cuando nos enteramos de homicidios, guerras, accidentes y cualquier otro infortunio que en este sufrido planeta está a la orden del día, nuestra primera reacción es el espanto y, después, la censura y condena. La sensatez, el sentido común y la empatía nos mueven a comportarnos así.
Es la disciplina un elemento imprescindible para ganar la batalla contra la COVID-19, así trascendió en la reunión del Consejo de Defensa de La Habana, donde fueron informadas irregularidades de la población en el cumplimiento de las medidas restrictivas para garantizar el mejor cumplimiento del aislamiento físico.