
Cuando Mijaín López salió del colchón hacia la zona mixta lo hizo con una frase en los labios: “mientras esté yo él no gana”. Es una concepción que hoy el mejor luchador cubano de todos los tiempos cumplió frente al turco Riza Kayaalp.
Derrotarlo por tercera vez en Juegos Olímpicos fue apenas el penúltimo paso hacia una historia que mañana puede crecer. El combate fue una final adelantada y “el gigante de Herradura” lo sabía desde el comienzo.
“Ya habíamos planificado que ellos buscaran que la primera pasividad la pusiera yo, así que nos preparamos para eso. Busqué el desbalance y lo logré, pero los jueces decidieron darle marcha atrás. No obstante, desde el primer asalto sentí al turco agotado y sabía que no iba a aguantar mi tren”, explicó.