Quisiera llevarme un micrófono pa’ la tumba

¿Cómo recuerda usted el momento en que la emisora de Baracoa estaba al salir al aire?

“En el año 1953 yo era chofer de alquiler, entre otras cosas. Tenía un auto de 1949 con radio, y un joven que me alquiló me pidió ir hacia la carretera de Sabanilla, en ese momento la única que había en Baracoa.

En el trayecto, de momento, se escuchó música, y luego una frase: “en el aire, en el aire, probando”. Llegamos a Sabanilla, el joven preguntó dónde había un radio y nos dirigimos a la farmacia de Paquito Díaz, que recibía electricidad de una planta que también alimentaba un bar, porque no había electricidad general en la zona.

Entonces salió una emisora y mi compañero de viaje dijo: ¡He triunfado, he triunfado”, y en seguida buscó dónde celebrar. Solo en ese momento me dijo que él estaba instalando una emisora aquí y quería saber si se oía. Aquel joven se llamaba Amable Martínez Pardo, y era de Preston, localidad holguinera de la antigua provincia de Oriente”.

¿Cuál fue la reacción suya?

“Yo, contentísimo, porque aquí la emisora que se oía era de Santiago de Cuba”.

Noaldo Noa Bravet-chebrolet¿Tuvo luego algún vínculo con la planta local?

“Tuve amistad con Osvaldo Proenza y Benito Domínguez, que eran los que entonces en la planta sabían algo de electrónica. Hoy la emisora de Baracoa no se parece a lo que era, con un tocadiscos viejo, y un micrófono que no se podía tocar porque transmitía electricidad”.

Y de Amable Martínez, ¿volvió a saber?

“Amable después se hizo amigo mío, y de Paquito Díaz. Era una persona que le hacía honor a su nombre, muy educado, de esa gente que se puede llegar a ellos con facilidad. Cuando él comprobó que la emisora que instalaba en Baracoa se oía en Sabanilla, allí mismo me invitó a tomarnos una cerveza en el bar.

Con el tiempo él vendió la emisora. La compró en 10 000 pesos un gallego, padre del joven Vladimir Barbeito, a quien le gustaba la locución y había aprovechado la oportunidad que le dio Amable para hacer lo que quería”.

¿Aún escucha la emisora?

“Siempre la he escuchado. Imagínese, yo tuve 4 o 5 carros en el trayecto de mi vida y siempre tenían radio. Mi esposa dice en casa que yo la atormento con la música”.

¿Hasta cuándo usted y la radio?

“Ay, chico, hasta que me muera. Quisiera llevarme un micrófono pallá, pa la tumba”.

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