Al Capone no ha muerto

Recordar que la mafia siempre ha tenido su estructura, por ejemplo: el Don o Padrino; el Consigliere o consejero; el Underboss o segundo al mando; los Caporegime (capos), y los Soldiers (o pacotilla delincuencial). Sucede entonces una similitud a la vista, no otra que la estructura de gobierno de EE.UU. con sus jefes,  subalternos y sumisos de otras latitudes. Pero vamos al caso y se percatará porque he mencionado a la mafia (cualquier semejanza no es coincidencia).  Vea usted la información que ya recorre las redes:

“El Departamento de Estado de EE.UU. certificó este martes la autoridad del diputado opositor, Juan Guaidó, autoproclamado “presidente encargado” de Venezuela, para recibir y controlar ciertos activos del país suramericano mantenidos en el Banco de Reserva Federal de Nueva York o cualquier otra entidad bancaria asegurada en territorio estadounidense”.

Es decir, entiéndase un robo a mano armada de los gringos, al estilo de las películas de cow boys que llegaban a la taberna del pueblo y disparaban a diestra y siniestra. Aclaraban también que tal certificación se aplicará a determinados activos mantenidos en cuentas que pertenecen al Banco Central de Venezuela o al gobierno de Nicolás Maduro.

Pero faltan algunos ingredientes a tanta desvergüenza: resulta que otro capo, el distinguido Mike Pompeo dice que esta medida busca “ayudar al gobierno “legítimo” para evitar que Maduro siga robándose el dinero de los venezolanos, indicando además que se iniciará el proceso de nombramiento de los directivos de la estatal petrolera PDVSA y CITGO, esta última filial en EE.UU.

Nótese que ya el imperio actúa de forma desfachatada, sin el mínimo asomo de seriedad; su pensamiento avieso y retrógrado lo exhibe tal si fuera un mérito otorgado por la divinidad. ¿Qué daño ha hecho Venezuela a EE.UU.?

Claro que absolutamente ninguno, porque el problema no es de discrepancia simple entre naciones; es, definitivamente el supremo objetivo de destruir al hermano país cueste lo que cueste, porque detrás de bambalinas, como sabe el mundo, está la usurpación y el robo de sus grandes recursos naturales, y para lograrlo están dispuestos a todo, cueste lo que cueste, aunque sea una masacre al valeroso pueblo. Que nadie se asombre. Siempre ha sido así en la triste historia de los gobiernos yanquis.

No son exageraciones de este comentarista, son realidades que, si no actuamos como un solo haz de pueblos, esta humanidad irá sin remedio a otro holocausto producido por el egoísmo. Nuestro gigante del pensamiento, José Martí,  lo dijo con asombrosa claridad:

“Las leyes americanas han dado al Norte un alto grado de prosperidad, y lo han elevado también al más alto grado de corrupción. Lo han metalificado para hacerlo próspero. ¡Maldita sea la prosperidad a tanta costa!

          

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