Desde Guáimaro, viva la voz de Ana Betancourt

«Cuando llegue el momento de libertar a la mujer, el cubano, que ha echado abajo la esclavitud del color, consagrará también su alma generosa a la conquista de los derechos de la que es hoy en la guerra su hermana de caridad, abnegada, que mañana será, como fue ayer, su compañera ejemplar».

Y en Guáimaro, este domingo, los camagüeyanos, en nombre del pueblo de Cuba, rindieron tributo a la patriota Ana Betancourt, en ocasión del aniversario 115 de su muerte, ocurrida el 7 de febrero de 1901, en Madrid, España.

En la jornada, 56 muchachas recibieron el carné que las acredita como integrantes de la Federación de Mujeres Cubanas, en gesto que confirma la garantía del relevo, al decir en nombre de ellas, la jovencita, Dianet Carrazana Sánchez, «para ser fieles al legado histórico de Ana Betancourt y continuadoras de las luchas de Vilma en la obra de la revolución».

En Guáimaro, siete destacadas mujeres, entre ellas una fundadora de la FMC, y además, representantes de las campesinas, las obreras tabacaleras, las educadoras, las maestras, las costureras del Taller de Confecciones «Ana Betancourt» y las trabajadoras del sector de la cultura, recibieron el reconocimiento de la organización femenina, de manos de los miembros del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, (PCC), Teresa Amarelle y Jorge Luis Tapia Fonseca, Primer Secretario del PCC en Camagüey; y la diputada Isabel González Cárdenas, Presidenta de la Asamblea provincial del Poder Popular.

Y en aquel pueblito de Cuba Libre, donde se firmó la Primera Constitución de la República en Armas, el recuerdo de Ana se mantiene vivo, también a través de la palabra martiana: «cuando el entusiasmo no cabe en las casas, en la plaza es la cita, y una mesa la tribuna. Todo es amor y fuerza la palabra. Se aspira a lo mayor, y se sienten bríos para asegurarlo. La elocuencia es arenga, y en el noble tumulto, una mujer de oratoria vibrante, Ana Betancourt, anuncia que el fuego de la libertad y el ansia del martirio no calientan con más viveza el alma del hombre que la de la mujer cubana…»

En Guáimaro se confirman las proféticas palabras de Carlos Manuel de Céspedes, en aquella noche del 14 de abril de 1869: «El historiador cubano al escribir sobre este día dirá cómo usted, adelantándose a su tiempo, pidió la emancipación de la mujer».

Desde el 10 de abril de 1982, los restos de Ana Betancourt reposan en el Mausoleo erigido a su memoria, en la entonces plaza pública de Guáimaro, donde su voz se levantó para exigir, por primera vez en Cuba y en el continente, los derechos de las mujeres.

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