El Yin y el Yan del entorno baracoense

A ello contribuyen las mayores precipitaciones y la reserva forestal más preciada del país, el provecho para la tierra de 29 ríos de agua cristalina en casi todo su curso, la transparencia de una masa oceánica con 14 kilómetros de playa y arenas de origen pluvial y coralino, los tibaracones y la geografía en general.

En el lado opuesto, algunas acciones humanas y la infraestructura citadina comienzan a preocupar en serio.

Un giro entorpecedor

El entorno en Baracoa cambia hace varios años. Junto a adversidades climatológicas con sus efectos, el dios Cronos hace de las suyas y las transformaciones del hombre en la ciudad se perciben como equilibrio de beneficios y deterioros.

A la par de nuevas edificaciones para el desarrollo persisten viejos problemas, como la contaminación provocada por desechos líquidos y sólidos emanados de los hogares, o la promovida por individuos que echan basura y objetos de cualquier tipo en vertederos improvisados.

“Ante eso no tenemos la mejor solución”, ha dicho varias veces  Leudis Legrá Mendoza, director de la Empresa Presupuestada de Comunales en el municipio, en referencia a la falta de transporte para la recogida periódica de basura que a veces toma por asalto la vista y el olfato de las personas, amén del peligro para la salud.

Aún así, los sistemas de tratamiento de residuales presuponen un problema más grave. Por su obsolescencia, falta de mantenimiento y de reparación distan mucho de responder con la funcionalidad prevista en los diseños originales, y son blancos de críticas.

Tinte en las corrientes

Los retos medioambientales en la Ciudad Primada de Cuba se acrecientan por la ausencia de alcantarillados. En el Centro Histórico Urbano se tratan los residuales con las llamadas furnias, construidas hace más de medio siglo y que hoy están cegadas.

Tampoco se procesan con eficiencia los excedentes de muchos hogares e instituciones edificados luego del triunfo revolucionario de 1959. Es el caso de las viviendas de los repartos Reforma Urbana y   Van Van, en la ciudad, y de las ubicadas en las zonas periféricas de Mabujabo y Jobo Dulce, además de la fábrica extractora de aceite de coco.

La situación del escaso o nulo tratamiento de los residuales, unido a la no existencia de tanques sépticos y fosas mouras donde debiera haberlos, también desfavorece a los ríos. El Macaguanigua, receptor directo de desechos de tres repartos y de hogares contiguos a una larga calle, contamina la bahía de la ciudad. De igual manera el río Joa, afluente del Miel, tiñe el agua que desemboca en la Playa Caribe.

Prueba de los resultados de esto son los padecimientos en la población de enfermedades de la piel, en especial la escabiosis, provocada por el baño en o con agua contaminada, y de frecuente registro en las hojas de cargo en policlínicas y consultorios del médico de la familia. 

El cristal con que se mira

En el ámbito ambiental de Baracoa no prima lo negativo. Así lo afirma el delegado del CITMA en el municipio, que a la vez destaca acciones contempladas en la estrategia municipal de medio ambiente, hoy incitadas además por la conmemoración del medio milenio de la Primera Villa de Cuba. 

El objetivo básico es lograr de los pobladores buenas prácticas conservacionistas. Ello explica que se haya priorizado la reanimación del zoológico Cacique Guamá, institución clave para la educación ambiental de los visitantes.

Es significativo el quehacer de los trabajadores del Museo Arqueológico Cueva del Paraíso, quienes promueven la protección de la naturaleza en la comunidad aledaña y en el distante Consejo Popular XXX Aniversario, donde hay senderos arqueológicos de relevancia que se pide y enseña a cuidar a los habitantes de Boca de Miel. 

Otras prácticas alentadores son la gradual reforestación de las márgenes de los ríos y la corrección de cárcavas o mitigación de la erosión hídrica que ejecutan especialistas y trabajadores de la Unidad Presupuestada de Servicios Ambientales del territorio, en específico en áreas del Parque Nacional Alejandro de Humboldt.

Habría que añadir la siembra del mangle y la construcción de viveros forestales y medicinales en zonas de montaña. De modo valorativo,  Suárez Bustamante concluye: “No es todo lo que queremos, ni contamos con los recursos que demanda la protección medioambiental. De momento, hacemos para que Baracoa tenga un programa eficiente de uso sostenible de los recursos naturales”.

Richard López Castellanos (richard@cmdx.icrt.cu)

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