Jornada por amor a la radio

Un reencuentro-encuentro con las pasiones y necesidades; un espacio para crecer y aprender; para entender la radio desde el amor que le profesan; así fue la primera jornada de La Vuelta Abajo.

De la mano mágica de Rosa Pablo de la Rosa llegó una técnica de socialización que hizo amigos a desconocidos y empatizó emociones. Caracterizó a todos a través de imágenes comunes y confluyó en un deseo: el encuentro de jóvenes radialistas como un espacio para divertirse, entender la radio desde una dinámica transformadora, sentir el proceso creativo como algo propio y no ajeno y sucumbir ante la experiencia del otro desde el dial.  

Sucedieron debates sobre paternidad responsable, donde los protagonistas, dos padres de niños especiales compartieron vivencias sobre mitos y realidades sobre la paternidad en Cuba, sobre cómo ser padres y cuánto se sufre con los estereotipos y estigmas asociados a una forma consciente y asertiva de ver crecer a hijos e hijas.

Jesús Muñoz, que lejos de toda la fuerza profesional que encierra saberse periodista y miembro de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades; y Alberto Corona, muy alejado de la fama de ser el actor de moda; compartieron con los asistentes la felicidad de educar desde los afectos, lejos de las estadísticas que enmarcan a los padres como meros proveedores y aleccionadores. Enseñaron a amar a su descendencia desde los primeros pasos, a ser y formar parte de cada proceso, a disfrutar el cuidado, la comunicación y la educación de los hijos.

Después, de COMpadres, PAPÁS caramelo y mucho debate, La Vueltabajo se centró en qué necesita la radio en Cuba, cuál es la radio que soñamos y qué hacer para materializar ese sueño.

Se habló en un idioma radiofónico compartido, desde la experiencia, los tropiezos con cuadros cuadrados, y sueños geométricos y con formas diversas y modernas que aún, desgraciadamente, no encajan.

Hablaron de la voz de las comunidades que viven la radio pero que aún no tienen voz, de los especialistas que escriben la radio y promueven una voz y de las personas que hacen radio y luchan por una voz.

Enfatizaron, los que saben, como Lisandra Gómez Guerra, Jairo A. Pacheco Crespo y Lester Rodríguez Arocha en la necesidad de productos comunicativos frescos, naturales, aprovechando la magia sonora que nos brinda el espectro radiofónico y las posibilidades de conectar con las bondades de las nuevas tecnologías de la informática y las comunicaciones.

También hubo una voz dulce desde las instituciones, María Victoria Menoya habló de libertad, de experiencias que se traducen en espacios hechos y dirigidos por y para jóvenes, de una confianza necesaria entre administración y creación y en la esperanza de un futuro distinto para la radio que se hace hoy, siempre y cuando exista la empatía y el entendimiento.

Concluyó una jornada provechosa. El primer de cuatro días en que 24 jóvenes, sin importar la provincia, el contexto, la profesión, la edad, la forma de sentir o vivir, defienden, por convicción, su amor por la radio.

Por Glendy Hernández Arozarena

 

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