Decir Guille Vilar es reconocer a muchos hombres en uno: periodista, director de programas televisivos, comentarista ardoroso, orador que conmueve, apasionado de la música, patriota de corazón…, pero si más específicamente hablamos de profesión, Guille es, sin duda, un hombre de la Radio Cubana, esa institución que celebra hoy, 22 de agosto, su aniversario 103.
Colaborador de Granma desde hace varios años, nos pareció digno honrar la fecha indagando en su vida laboral, estrechamente ligada al medio de los sonidos. «El año que viene hará 50 años de mis comienzos como asesor de programas en Radio Progreso. Venía directamente de la Escuela de Letras y de Arte de la Universidad de La Habana, y al principio estuve un poco desencantado porque aspiraba a trabajar en el Icaic, o en algún museo capitalino, pues nunca pensé que el destino definitivo de mi carrera laboral sería en una emisora de radio, nos explica.
«Sin embargo, a la semana de estar allí, me percaté de que no solo era un lugar con amplias perspectivas de trabajo, sino que quedé muy impresionado por ese contacto inicial de un graduado universitario con la masa trabajadora de un centro laboral. Fue una experiencia absolutamente vital para mi formación».
Jubilado en los días de pandemia, aunque no retirado del todo de la vida laboral, para este apasionado de los Beatles, del rock y de la música cubana, «el vínculo con Radio Progreso nunca te abandona, es una relación filial que reclama de nuestra presencia en las fechas importantes de nuestros músicos o por cualquier otro asunto que tenga que ver con la música, y voy a la Emisora para apoyar con mis comentarios a programas como Juventud 2000».
Es común asociar el término magia a la radio; para él, «radica en la inmediatez de su esencia como medio masivo de comunicación. En mi opinión, el quid se encuentra en la radio en vivo. Ese nivel de comunicación inmediato con millones de personas, que en ese instante te pudieran estar escuchando, nada más con abrir un micrófono, lo cual permite la radio, es un regalo de la vida».
En la conversación hablamos de una especie de ángel que dota y estimula a los trabajadores del medio, para enamorar a sus radioescuchas.
Para lograr que el ángel te proteja, dice Guille, «primero hay que ganárselo, tienes que estar plenamente convencido de que el acto de entregar es mucho más importante que el acto de recibir. Si eres de los que están pendientes de en cuántos programas más puedes participar, para así ganar más dinero, obviamente que no está mal: pero nunca tendrás la dicha de conocer a semejante ángel.
«Cuando te sientes una persona muy privilegiada por poder expresar al aire radial tus inquietudes creativas más diversas, y por eso tratas de entregarte al máximo para que el oyente reciba la propuesta como tú lo esperas, no hay salario que pague la inmensa satisfacción de haber alcanzado el loable empeño.
«A veces quisiera ser menos conocido, para no sonrojarme ante los elogios de la gente en la calle con respecto a mi labor en Radio Progreso, por más de 40 años. Y todo gracias a ese ángel que todavía me acompaña», nos comenta.
Ante la pregunta de lo que significa ser «un hombre de la radio», Guille insiste en volver a las primeras ideas compartidas.
«Este recién graduado que aspiraba a trabajar en lugares donde el entorno intelectual fuera más visible, ni por asomo pudo imaginar que el medio de la radio lo fuera a impactar tanto. El trabajar para nuestros oyentes durante tantos años lo he recibido como una inesperada bendición que moldeó la proyección de Guille Vilar en la cultura de la nación. Acepto que se me considere como “un hombre de la radio” solo porque tuve el privilegio de estar al lado de hombres y mujeres con quienes, más allá de sus habilidades profesionales, compartí la misma voluntad de entregar lo mejor de mí al pueblo que nos escucha».
Por: Madeleine Sautié / Granma.cu / Foto: Ariel Cecilio Lemus