RADIAciones: Las humanas historias…

La creación radial se mueve en muchos universos. En su intento de abarcar y reflejar la realidad, ha desarrollado maneras devenidas clásicas y otras de más reciente data. La historia ha reivindicado una amplia gama de productos dramatizados y de espacios noticiosos y musicales, que conforman la programación de cada una de nuestras casas radiales.

Las propuestas  mediáticas se dividen en dos grandes grupos: aquellas que pretenden aprehender el entorno, siempre múltiple y diverso, desde las voces de sus protagonistas o desde la interpretación de sus mediadores; y otras tantas, que se mueven en un ámbito más ficcional, de la cual devienen, las radionovelas como producto estrella.

No se trata de mundos antitéticos, sino, por el contrario, de universos complementarios. Ambos abordan historias que han de presentarse con una determinada estructura, con una determinada finalidad y apelando a los recursos del medio.

Como se sabe, un fragmento musical o una frase, son capaces de evocar una época, de dibujar un estado de ánimo.

En cualquier caso, un documental sonoro o un radioteatro son formas legítimas de exponer determinada historia, cuya fijación tiene más o menos contacto con la realidad.

No podemos obviar las especificidades de cada género, de cada programa; pero los vasos comunicantes de la programación, radican en la necesidad y el privilegio de contar las historias, las humanas historias que nos tocan.

Es ahí donde la creación deja fluir su inevitable caudal, bien se trate de una crónica o de un cuento. La altura de la propuesta técnico-artística es la que determina, en última instancia, la validez de la propuesta comunicativa. No hay una forma superior a otra per se.

Los que nos dedicamos a la radio, vivimos sometidos constantemente a la disyuntiva de decidir que fragmentos escoger de una determinada grabación, cuál es la mejor manera de editar, qué música resultará más efectiva para afianzar una atmósfera o que intención será la más adecuada para decir un parlamento.

Recuerdo, cuando formamos un pequeño colectivo para contar la historia de dos mujeres que habían convertido en un portento su pedacito de tierra, dos mujeres lesbianas. Era un reto doble contra los prejuicios. Y aquella fue una de las obras más hermosas que la radio me ha permitido regarle. El resultado fue un documental sonoro y su manera de construirlo, su producto final puede leerlo-escucharlo aquí:


  • CLIC- “Escondida… ¿de quién?”: El making of del documental

https://www.cubaperiodistas.cu/2020/07/escondida-de-quien-el-making-of-del-documental


Recuerdo a una actriz que era capaz de agredirte… si rompías la profunda introspección con que iba construyendo su personaje desde sus mismísimas entrañas. Puedo entender su fiereza.

También he vivido, la llamada cordial, pero severa de un colega de experiencia, que te hace ver que una vez frente al micrófono, asumes una responsabilidad muy seria, más allá que cualquier bajón anímico o tropiezo circunstancial.

Los oyentes, los públicos, los receptores, como quiera llamárseles, merecen ser respetados. La historia que tenemos en la mano, deviene en la más importante del mundo, y hay que buscar la mejor manera de exponerla, lograr que el aire que respira el personaje, sea también parte de aire que respire el oyente.

Lo definitivo no es si la historia es la de la conquista de una medalla olímpica o la de un campesino en su relación con la tierra. A las pasiones las mueve el mismo resorte: la entrega, el gusto de hacerlo bien, la felicidad interior… y ese es el quebradero de cabeza y el privilegio de un radialista: ser la vía para que esa felicidad, se expanda, inunde, reconforte.

Como dijera El Maestro, conmover es moralizar. Cuando nos conmovemos, crecemos. Ahí están las historias, las de famosos y desconocidos, aguardando.

Autor

  • (Santiago de Cuba, 1968) Licenciado en Periodismo (1991) y Máster en Comunicación Social por la Universidad de Oriente (2004). Recibió la Distinción por la Cultura Nacional y el Premio Nacional de Periodismo Cultural José Antonio Fernández de Castro (2021) por la obra de la vida. Alcanzó el premio de los concursos nacionales de poesía Hermanos Loynaz (2011) y Regino Pedroso (2014). Premio Latinoamericano de Crónicas (Portal Nodal Cultura, 2016). Entre sus libros: A capa y espada, la aventura de la pantalla (2011), Poemas del lente (2013), La noche más larga. Memorias del huracán Sandy (2014), Ser periodista, ser Quijote (Ediciones La Luz, 2019) y Las pequeñas palabras (2019). Miembro de la UPEC y de la UNEAC. Actualmente es realizador de la emisora Radio Siboney.

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