El ensayo de mesa, proceso indispensable

El ensayo de mesa es crucial en la producción radiofónica. Aunque los radioyentes la desconocen, constituye el cimiento sobre el que se erige cualquier emisión de calidad.

No es una formalidad técnica; al contrario, es una herramienta de planificación, coordinación y reflexión colectiva, donde confluyen la creatividad, la logística y una visión editorial de equipo.

Es aquí donde se forjan las decisiones que determinarán el tono, la estructura y la efectividad comunicativa del programa. El rigor con que se realiza, lo eleva a categoría artística, por resultan decisivo en el proceso de realización.

También conocido como “preproducción” o “reunión de puesta en marcha”, es la reunión previa a la grabación o transmisión en vivo en la que participan el director, los locutores, actores y actrices, el guionista, el asesor, reporteros, realizadores de sonido y otros miembros clave del equipo. Su propósito es revisar en detalle el contenido, los tiempos, recursos sonoros, segmentos y responsabilidades de cada integrante.

A diferencia del ensayo técnico, que se ocupa de ajustar volúmenes, micrófonos y flujos de señal, el ensayo de mesa pone su acento en la narrativa, la coherencia temática y la alineación del discurso con la línea editorial del medio que transmitirá el producto radiofónico.

Entre sus muchas ventajas incluye la prevención de errores. El tiempo en la radio es lineal, y los deslices que se cometan al aire son irreversibles. De ahí lo profiláctico que resulta anticiparse a posibles inconsistencias, repeticiones innecesarias, baches temporales o incoherencias.

Además, permite armonizar los estilos de comunicación dentro de un mismo espacio. Digamos que un periodista posee un enfoque más analítico, y el conductor prefiere un tono más coloquial. En este caso, el ensayo de mesa es el espacio idóneo para pactar ese equilibrio, sin que la audiencia perciba fisuras en la narrativa.

Más allá de lo operativo, abre espacios a la democracia creativa. Cualquier miembro puede proponer ideas, cuestionar y sugerir. Esta horizontalidad, si se cultiva con respeto y apertura, enriquece el producto final y fomenta un sentido de pertenencia y corresponsabilidad.

Lejos de imponerse una visión única, puede construirse en colectivo una plataforma que involucre a todos. De lograrse, cada miembro se identifica a plenitud con el proyecto, lo cual redunda en un compromiso consciente y en la buena calidad.

Sin dar la espalda a los avances actuales, en los últimos años, con la proliferación de podcasts y la profesionalización de la radio digital, el ensayo de mesa adquiere nuevas dimensiones. Muchos creadores  – quienes a menudo trabajan de forma remota – adaptan esta práctica a formatos ágiles mediante herramientas digitales que simulan mesas de trabajo virtual.  

Entre muchas posibilidades, está la de realizar los ensayos mediante videollamadas que se pueden complementar con documentos colaborativos que vayan estructurando el guion, asignen roles y marquen tiempos estimados para cada segmento.

Hasta pueden incluirse notas con sugerencias de sonido ambiente o música de transición. El procedimiento permite una narrativa cohesionada aunque los integrantes del colectivo se encuentren en puntos geográficos distantes unos de otros. Es evidencia de que no depende de la presencia física, sino de la intención compartida al planificar con rigor.

Más allá de lo formal, radica en su capacidad para generar claridad, cohesión y propósito común.

A pesar de las mil y una ventajas que brinda, en contextos de producción apresurada o con recursos limitados, suele ser la primera etapa en sacrificarse bajo la errónea creencia de que se trata de algo prescindible. Nada tan lejos de la realidad.

Omitir esta fase se puede traducir en programas desarticulados, mensajes confusos y en una experiencia auditiva incapaz de conectar con el público objetivo. En un entorno mediático saturado, donde la atención es un bien escaso, la planificación del ensayo de mesa, será siempre una ventaja.

Más allá de una práctica técnica, constituye una filosofía de trabajo. Representa el compromiso con la excelencia, la escucha activa entre colegas y el respeto por la inteligencia del oyente.

En una era marcada por la inmediatez y la sobreproducción de contenidos, mantener este recurso de reflexión entre todos, apuesta en favor de la calidad por encima de la prisa, y de la coherencia sobre el ruido.

En radio, lo que no se piense y decida antes, rara vez sonará bien después. Para que se logre lo mejor, el ensayo de mesa tiene la última palabra.

Autor

  • Tomás Alfonso Cadalzo Ruiz (Cienfuegos, 1951). Miembro de la UPEC y de la UNEAC. Periodista, escritor y director de programas de Radio. Autor de varios libros en México y en Cuba, entre ellos, "La Radio, utopía de lo posible". Colaborador del Portal de la Radio Cubana desde su salida al aire. Escribe además para espacios de Radio Progreso, Radio Ciudad del Mar y el periódico "5 de Septiembre".

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