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La Plaza de El Carmen, en el corazón de Camagüey, se iluminó con un ambiente festivo y expectante durante la Gala de Clausura del Festival Nacional de la Radio Cubana.
El aire vibraba con la energía de los asistentes, pero en un rincón especial, un grupo de profesionales se preparaba para llevar esa emoción a todos los rincones del país a través de las ondas radiales.
Allí estaba el equipo del remoto de la Radio en la provincia, uno de los cuatro equipamientos de este tipo que existen en toda Cuba.
El director del equipo, Derbys González Álvarez, se movía con la confianza de quien sabe que está a punto de hacer historia.
Su mirada atenta y su voz firme transmitían una mezcla de entusiasmo y responsabilidad, consciente de que cada palabra que saliera al aire resonaría en los corazones de oyentes lejanos.
Junto a él, el locutor Michel Vasconselo Petit, un verdadero merecedor del micrófono. Con su inconfundible timbre de voz, estaba listo para conectar con el público y hacer que cada oyente se sintiera parte de la celebración.
Pero la magia no estaría completa sin la presencia de Silverio Martí Soltó, una leyenda del sonido en Camagüey. A pesar de estar jubilado, su pasión por la radio nunca ha disminuido.
Con una sabiduría que solo los años de experiencia pueden otorgar. Sus anécdotas llenaban el ambiente, recordando a todos que la radio es un arte que se transmite de una generación a otra.
Por último, el ingeniero de sonido Reycer Agüero Gómez trabajaba con precisión, ajustando cada detalle para garantizar que la transmisión fuera impecable.
Su concentración era palpable; sabía que en sus manos estaba el poder de capturar cada matiz del evento, desde las risas hasta los aplausos, para que los oyentes pudieran sentir la esencia misma de la gala.
A medida que el reloj avanzaba hacia el inicio de la transmisión, el equipo se unió en un momento de complicidad y camaradería. Se miraron entre sí, compartiendo una conexión que solo quienes aman la radio pueden entender.
Y cuando finalmente llegó el momento de salir al aire, el bullicio de la plaza se convirtió en un eco lejano, mientras sus voces resonaban con fuerza y emoción.
La Gala de Clausura del Festival Nacional de la Radio no solo celebró los logros del medio, sino que también destacó el esfuerzo y la dedicación de quienes lo hacen posible.
En ese instante, en esa plaza llena de vida y tradición, quedó claro que la radio cubana sigue viva y vibrante, gracias al compromiso inquebrantable de su gente.
En cada transmisión, en cada palabra, se siente el latido de una comunidad que, a través del sonido, encuentra su voz.
