La Radio de Onelio Jorge Cardoso

Los orígenes de Calabazar de Sagua bordean lo intrincado de la historia. Inquieto por la curiosidad, atiné enterándome de que su toponimia guarda relación con el cultivo de esa hortaliza.

Ambiente húmedo, lluvia, llanos y la proximidad al río Sagua la Chica, son ideales para ello. Lo concerniente a lo de Sagua, porque sus primeros pobladores provenían del vecino Sagua la Grande; ellos arribaron a Calabazar seducidos por la fertilidad de su terreno.

Calabazar de Sagua es pequeño y joven. Fundado en 1865 cuenta hoy con alrededor de ocho mil habitantes; los suficientes para que se tejiesen historias que, unidas al paisaje, uno de sus hijos logró recrear a través de narraciones inolvidables.

Fue preciso esperar al 11 de mayo de 1914 cuando naciera Onelio Jorge Cardoso, quien años después con imaginación desbordante, se dedicó a escribir historias campesinas de gente humilde; unas acaecidas en el pueblo en que nació; otras que conoció cuando, como viajante de medicina, se movía a puntos distantes de la Isla.

Vale pensar en qué radicó la originalidad de quien con justeza es reconocido como el Cuentero Mayor. Fue portador de una corriente conocida como criollismo literario que irrumpió en los años cuarenta del pasado siglo veinte. Resultó en extremo cubano en su arte de contar. Debido a la universalidad de sus historias, estas sobrepasaron fronteras haciéndose entendibles en cualquier geografía.

Otra virtud es nunca haberse encasillado en los colorismos del folclor criollo, sí asumiendo una categoría realista ante la crudeza de la vida en el campo. Sus cuentos reflejan el interés del autor hacia los humildes y oprimidos.

Tuvo a su favor la condición de autodidacta; con ella reflejó de modo natural y pleno el sentimiento de la gente sencilla. Es lo que le confirió esa virtud de la espontaneidad libre de ataduras que – sin proponérselo – tiende a imponer la academia.

Onelio tuvo a la cuentística como herramienta de cabecera; junto a ella contó su presencia en la radio en sus primeros años en La Habana de 1948 cuando se desempeñó como redactor del noticiero de la Mil Diez, ocupó la jefatura de redacción del noticiario Cine-Revista, y escribía libretos radiales.

La radio en él trascendió aquellos años en que fue parte del medio. Una vez consagrado como narrador, casi todos sus cuentos se versionaron en radioemisoras nacionales y de otras provincias cubanas. El conocimiento popular de su obra, además de los libros, se debió a la radio, así como a la televisión, el teatro y el cine.

A 111 años de su nacimiento, hay dos cosas que pueden ser la mejor manera de recordarlo. La primera, reeditar sus cuentos completos; oportunidad que ahora tenemos a través del proyecto Biblioteca del Pueblo del Instituto Cubano del Libro. La otra, llevarlos nuevamente a la radio, una labor que cuenta con el talento de guionistas, asesores, directores de programas, actores y actrices de la Radio Cubana.

Antes de que concluya este mes, también van a conmemorarse 39 años de su partida física. Un doble contexto para honrar la memoria del artífice de “Juan Candela”, “Taita, diga usted cómo”, “Hierro viejo”, “El perro” y “El carbonero”. Para recordar la valía de una narrativa que defiende una identidad y cubanía de la que somos herederos y salvaguardas.

Autor

  • Tomás Alfonso Cadalzo Ruiz (Cienfuegos, 1951). Miembro de la UPEC y de la UNEAC. Periodista, escritor y director de programas de Radio. Autor de varios libros en México y en Cuba, entre ellos, "La Radio, utopía de lo posible". Colaborador del Portal de la Radio Cubana desde su salida al aire. Escribe además para espacios de Radio Progreso, Radio Ciudad del Mar y el periódico "5 de Septiembre".

    Ver todas las entradas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *