Antonio Moltó Martorell: voz, ética y humanismo en el Periodismo Cubano

Antonio Demetrio Moltó Martorell, Premio Nacional de Radio

Antonio Demetrio Moltó Martorell, nacido en 1942 en Santiago de Cuba, fue una de las voces más sólidas, humanas y respetadas del periodismo cubano contemporáneo.

Su trayectoria se forjó desde la humildad de sus primeros años, cuando trabajó como ayudante de albañil, dependiente y obrero textil, hasta convertirse en una figura esencial en la radio y en la vida institucional del gremio periodístico.

Los acontecimientos políticos que marcaron su adolescencia —el auge del Movimiento 26 de Julio, las protestas callejeras, la huelga de abril de 1958 y el sepelio de Frank País— formaron en él un compromiso que lo acompañaría siempre.

Tras el triunfo revolucionario, integró organizaciones como la Asociación de Jóvenes Rebeldes, las Milicias Nacionales Revolucionarias, los Comités de Defensa de la Revolución y la Central de Trabajadores de Cuba, reflejando la coherencia entre su vida personal y su postura cívica.

Su llegada al periodismo ocurrió en 1967, cuando ingresó al entonces Instituto Cubano de Radiodifusión y comenzó a trabajar en la emisora CMKC, en Santiago de Cuba.

Allí se desempeñó como jefe de cierre informativo, director de la programación noticiosa y más tarde como uno de los impulsores de la carrera de Periodismo en la Universidad de Oriente, así como de la primera escuela provincial de periodismo radial. Desde ese momento, Moltó no solo ejercía el oficio, sino que también ayudaba a construir sus bases en el oriente cubano.

Con su traslado a La Habana y posterior ascenso a cargos nacionales, su presencia se convirtió en indispensable. Fue director informativo de radio y televisión, vicepresidente del Instituto Cubano de Radio y Televisión y uno de los fundadores del programa Hablando Claro.

Su sello más distintivo lo dejó en Radio Rebelde, donde dirigió durante años la emblemática revista informativa Haciendo Radio, convirtiéndose en una voz madrugadora, analítica y profundamente humana que acompañó al país en momentos complejos como el Período Especial. Sus emisiones buscaban, ante todo, acercar la noticia a las preocupaciones reales de la población: la cotidianidad, los problemas urgentes, la vida de la gente común.

Moltó ejerció un liderazgo que nunca se desligó de la enseñanza ni del apoyo a las nuevas generaciones. Como presidente provincial de la UPEC en La Habana, como responsable del frente de superación profesional del gremio y más tarde como director del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, defendió siempre la necesidad de un comunicador preparado, ético, sensible y comprometido.

Esa vocación formadora y humana lo acompañó en su papel más visible: la presidencia nacional de la UPEC, cargo para el cual fue elegido en 2013 y que desempeñó con dedicación hasta el final de su vida.

Sus colegas lo recuerdan como un hombre íntegro, cercano, de profunda ética profesional, capaz de combinar la energía del líder con la humildad del compañero que escucha. Nunca se desligó de la radio, su pasión más grande, ni de la defensa del periodismo como herramienta social.

Ese espíritu se reconoce también en los numerosos premios que recibió: el Premio Nacional José Martí por la obra de la vida, el Premio Nacional de Radio, el Premio Juan Gualberto Gómez y múltiples distinciones institucionales.

El 15 de agosto de 2017 falleció en La Habana, dejando una huella imborrable en el ámbito comunicacional del país. Su partida causó hondo pesar, pero también reafirmó el sentido de su legado: un periodismo hecho con responsabilidad, convicción y sensibilidad humana. Antonio Moltó no solo fue un hombre de radio; fue un referente ético, un formador incansable y un símbolo del compromiso con la verdad y con la nación.

Autor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *