Aunque ella no lo sepa

 Todavía con miles de carencias, en Cuba abundan el amor por los niños y el respeto a sus derechos. Foto: Anabel Díaz Ella no lo sabe, pero nació en el paraíso de la infancia en América La­tina. Sí, es cierto, no vive en un país perfecto, pero desde mucho antes de nacer era una preocupación —o me­jor, ocupación— para los médicos en este “chispazo de tierra en el mar”. Aún era un gusarapo y era observada con sofisticados aparatos, era tema de consultas y su nombre aparecía re­­petidas veces en la agenda de la doc­tora del consultorio.

Ella no lo sabe, pero está llena de vacunas. Once de ellas la mantienen a salvo de enfermedades como la tuberculosis, la hepatitis B, el tétanos, la difteria, la rubeola, el sarampión, la poliomielitis. Preocupaciones de me­nos en este mundo donde tantos ni­ños no llegan a ver repetidas veces el amanecer por falta de cuidados.

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