Aunque ella no lo sepa
Ella no lo sabe, pero nació en el paraíso de la infancia en América Latina. Sí, es cierto, no vive en un país perfecto, pero desde mucho antes de nacer era una preocupación —o mejor, ocupación— para los médicos en este “chispazo de tierra en el mar”. Aún era un gusarapo y era observada con sofisticados aparatos, era tema de consultas y su nombre aparecía repetidas veces en la agenda de la doctora del consultorio.
Ella no lo sabe, pero está llena de vacunas. Once de ellas la mantienen a salvo de enfermedades como la tuberculosis, la hepatitis B, el tétanos, la difteria, la rubeola, el sarampión, la poliomielitis. Preocupaciones de menos en este mundo donde tantos niños no llegan a ver repetidas veces el amanecer por falta de cuidados.