Día de la Cultura: Sabernos Cuba
El 20 de octubre de 1868 fue martes. Tuve la curiosidad de consultarlo en un viejo compendio de almanaques. Coincidencia del destino que fuese aquel día, nombrado así en la Roma Antigua para venerar su deidad patriarca del pueblo y dios de la primavera; reconocido también como dios de la guerra y representado en la imagen de un hombre joven y fuerte. Un día martes coincidió con el grito de guerra de una nueva nación, de un nuevo pueblo que acababa de emprender su gran contienda por la emancipación.
Hace ciento cuarenta y dos años los vecinos del pueblito de Bayamo, al oriente de la Isla de Cuba, se agruparon frente a la Iglesia Principal para recibir con vítores al patriarca de la nación en cierne junto con sus huestes libertarias. Allí, en medio del fervor patriótico, un humilde abogado transformado en soldado de filas puso al vuelo las notas que desde entonces se cantan a la gloria de la Patria. Diez días antes había acontecido el alumbramiento nacional, y a la sazón la criatura expandía sus pulmones con el himno patrio.