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Que Martí amó inmensamente a su madre, que la ternura que colmaba su alma la heredó de Doña Leonor, que todos sus pensamientos, los más puros y hasta los hostiles, los dedicaba a ella, nadie lo duda. Para el Apóstol, no existió mujer más íntegra, valiente, con la cuota justa de sensibilidad e ímpetu, que su amantísima progenitora, a quien dedicara sus primeras inspiraciones poéticas.
Hace 53 años el colectivo de la emisora Radio Progreso, la Onda de la Alegría se reúne en Asamblea General, tras la fuga de su dueño para nacionalizar la planta, y por acuerdo de todos sus artistas, escritores y realizadores, decide proponer como su director al destacado humorista, escritor y periodista Marcos Behmaras.
Llega a la parada, pero la espera para que llegue el ómnibus parece infinita. Pregunta «el último» y luego de varios llamados, aparece alguien que por fin responde. No tardó en cederle su puesto a quien se sumó segundos después a la espera.
Puedo imaginar la incertidumbre del periodista Arturo Mora, otros dos reporteros, y un inspector de la marina, cuando, al filo de las once de la mañana del 5 de febrero de 1890 aún no divisaban, cerca del muelle, el barco que traería, por primera vez a La Habana, al general Antonio Maceo.
La Radio en Cuba, a través de los espacios infantiles, dramatizados e informativos, le confiere especial atención a las personalidades históricas de nuestras luchas por la independencia. Un ejemplo imperecedero es el insigne patriota Antonio Maceo Grajales, «El Titán de Bronce», uno de los héroes que más nos dignifica, y cuya existencia y ejemplo guían a todas las generaciones de cubanos.
