El honor de bordar los grados de Comandante en Jefe (+Audio y Fotos)
“Y de pronto vino un militar, un día de 1960 que yo estaba de vacaciones y me pregunta si podía hacer ese trabajo. Enseguida dije, sí claro, es para el Jefe. Y me trajeron los grados de Comandante, todavía sin las ramitas de laurel y olivo. Acepté y tuve el honor, el privilegio de que me buscaran por la referencia que tenían acerca de cómo yo trabajaba. Y yo con el amor de mi vida puse todo mi corazón para darle lo mejor al Jefe”.