Carta de México. La decisión de morir o triunfar

No obstante, un mexicano amigo, Arsacio Venegas, contrataba un sastre para la futura confección de los trajes de campaña.

Entretanto, al redactar la respuesta a las calumniosas declaraciones de un vocero del batistato que intentaba vincular al Movi­miento 26 de Julio con el sátrapa dominicano Rafael Leonidas Trujillo, Fidel. afirmaba: «No puede haber entendimiento entre nosotros y Trujillo, como no puede haberlo jamás entre nosotros y Batista. El mismo abismo ideológico y moral que nos separa de Batista, nos separa de Trujillo. ¿Qué diferencia hay entre ambos dictadores?».

El 27 de agosto el escrito de Fidel llegaba vía aérea a La Habana para su publicación en la revista Bohemia, que lo incluyó en su edición del 2 de septiembre bajo el título de Carta sobre Trujillo.

Ese día, de la capital cubana partía rumbo a México el secretario general de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), René Anillo, para coordinar la trascendental reunión entre el líder del Movimiento 26 de Julio y José Antonio Echeverría, presidente de la FEU.

Al día siguiente, Chuchú Reyes, futuro expedicionario del Granma, recibió en la Ciudad de México a José Antonio, a quien condujo, acompañado de Anillo, al lugar donde se les aguardaba.

Ya casi al atardecer del 28 de agosto entraron al pequeño apartamento de Pachuco casi esquina a Márquez, ocupado entonces por Fidel, Melba Hernández, Jesús Montané y Cándido Gon­zález. El jefe de los moncadistas y el estudiante de Arquitectura se fusionaron en un estrecho abrazo, expresión del afecto y el respeto mutuo.

Por la noche comenzó la redacción del borrador, que concluyó en la madrugada del día 29, de lo que después se conocería como la Carta de México, en la que el M-26-7 y la FEU decidían «unir sólidamente sus esfuerzos en el propósito de derrocar la tiranía y llevar a cabo la revolución cubana», afirmaba la misiva.

Ambas organizaciones condenaban por igual a la tiranía batistiana como a la trujillista que venía entonces ensangrentando la República Dominicana desde un cuarto de siglo atrás.

Asimismo, «la FEU y el 26 de Julio hacen suya la consigna de unir a todas las fuerzas revolucionarias, morales y cívicas del país, a los estudiantes, las organizaciones juveniles y a todos los hombres dignos de Cuba para que nos secunden en esta lucha que está firmada con la decisión de morir o triunfar», refrendaba el histórico texto.

«La Revolución llegará al poder libre de compromisos e intereses para servir a Cuba en un programa de justicia social, de libertad, democracia, de respeto a las leyes justas y de reconocimiento a la dignidad plena de todos los cubanos, sin odios mezquinos para nadie y los que dirigimos (estamos) dispuestos a poner por delante el sacrificio de nuestras vidas en prenda de nuestras limpias intenciones», concluía la Carta.

René Anillo partió a La Habana trayendo el texto del documento dentro de sus zapatos. La Carta de México fue publicada íntegramente por las agencias de prensa el primero de septiembre y reproducida por la prensa cubana un día después.

Tuvo un efecto detonador. Faure Chomón la calificó años después de «declaración de guerra de la juventud cubana a la dictadura», y el también revolucionario y dirigente estudiantil Juan Nuiry afirmaría: «No era un documento más, cada palabra fue rubricada con sangre, valentía y heroísmo».

De inmediato José Antonio salió de México para participar en la VI Conferencia Internacional de Estudiantes, que tuvo lugar en Ceilán, actual Sri Lanka.

Luego, según se había acordado durante el encuentro en tierra mexicana, se efectuó en esa misma ciudad una reunión más amplia entre ambas organizaciones.

El 2 de diciembre de 1956 Fidel y sus compañeros desembarcaron en la costa oriental cubana. El Ejército Rebelde, en poco más de un año tenía columnas operando en los Pinares de Mayarí y los alrededores de Santiago de Cuba.

El Directorio Revolucionario, tras el revés del levantamiento del 13 de Marzo y el duro golpe que significó la masacre de Humboldt 7, fundó en el centro de la Isla un destacamento guerrillero que, a la llegada de las columnas de Che y Camilo a la zona, suscribió con ellas el Pacto del Pedrero (primero de diciembre de 1958) que consolidaba la unidad revolucionaria.

La tiranía batistiana se desmoronó. La insurrección, secundada por la huelga general de enero de 1959, resultó invencible.

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