Otra vez, por trigésimo tercera ocasión, la política de bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de Estados Unidos contra Cuba resultó rechazada en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas, lo que denota el aislamiento del país del Norte en su persistente esfuerzo para infligir daños al pueblo cubano.
La apabullante victoria del país caribeño con el Proyecto de Resolución sobre la necesidad de poner fin al engendro anticubano se materializó con 165 votos a favor, siete en contra y 12 abstenciones, en medio de enormes presiones de Washington, incluidas diplomáticas y hasta económicas, para doblegar la voluntad de numerosos Estados.
Como se recordará, también el pasado año, Cuba recibió un casi unánime respaldo de la comunidad internacional en la Asamblea General, cuando 187 Estados se pronunciaron a favor del levantamiento del bloqueo, con Estados Unidos e Israel aislados con sus opiniones en contra.
En el propio auditorio de Naciones Unidas, al presentar ahora el proyecto resolutivo el propio ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, denunció con vehemencia las coerciones, amenazas y artimañas del Departamento de Estado norteamericano para forzar a naciones soberanas a que cambiaran su voto sobre el documento presentado por la nación latinoamericana.
Así las cosas, Estados Unidos no se salió con la suyas y en el referido escenario quedó evidenciado que las leyes y normas de agresión económica contra la Isla declaran de forma abierta la meta de restringir las relaciones comerciales, de inversiones y crediticias de Cuba con todos los países.
Como consecuencia de ese mecanismo diabólico, que codifica disposiciones extraterritoriales contra terceros Estados, tampoco puede ocultarse que a los cubanos se les priva con saña del uso de los sistemas bancarios para realizar cobros y pagos, del acceso a financiamientos, remesas y capitales de inversión, entre otras restricciones.
Además de la prohibición a los estadounidenses de realizar turismo en Cuba, los efectos del cerco, impuesto desde hace más de 60 años, obstaculizan la adquisición de insumos necesarios para el normal funcionamiento de sectores vitales como la salud pública y la agricultura, base fundamental para la alimentación del pueblo.
De acuerdo con el propio miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, Rodríguez, los daños de las unilaterales medidas “no solo se expresan en números y perjuicios materiales, sino en la vida cotidiana de nuestros compatriotas. Ninguna persona, familia o sector escapa a sus efectos cotidianos y devastadores”.
Tras el nuevo triunfo cubano en la Organización de las Naciones Unidas, numerosas voces celebraron en diversas partes del mundo la aprobación del mencionado proyecto de resolución por la mayoría de la comunidad internacional.
La jornada fue una gran batalla y una gran victoria para el hermano pueblo de Cuba, para la justicia y la verdad, expresó la copresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, quien sostuvo que “cada año estas votaciones nos permiten ver cómo vamos avanzando hacia un día sin bloqueo”, que constituye un crimen e impide el desarrollo de la Isla.
En sintonía con esa y otras posiciones solidarias, la presidenta mexicana, Claudia Cheinbaum, luego de manifestar el histórico respaldo de su país a Cuba, apuntó que por amplísima mayoría las naciones pidieron que no continúe el criminal cerco anticubano.
La portavoz de la cancillería rusa, María Zajárova, por su parte, cuestionó duramente las unilaterales medidas, al considerar que es un intento de cambiar el gobierno de la Isla y un ejemplo de injerencia en los asuntos internos de un Estado independiente.
Tras el resultado de la votación favorable a la nación caribeña, que tuvo el acompañamiento del bloque de países No Alineados, el Grupo Africano y numerosas naciones contrarias a la injusticia, se pronunciaron, asimismo, organizaciones como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos.
A través de un comunicado el bloque integracionista advirtió que la actual política imperialista norteamericana es desmedida, supremacista e improcedente, que además de causar a la nación caribeña grandes pérdidas superiores cada año a cinco mil millones de dólares al año, provoca inmenso sufrimiento al pueblo.
Datos económicos corroboran, en ese sentido, que sólo desde el primero de marzo de 2024 al 28 de febrero pasado, el bloqueo causó a Cuba unos siete mil 556,1 millones de dólares en daños y perjuicios materiales, un incremento del 49 por ciento frente al lapso anterior.
Pese a las zancadillas que la actual administración estadounidense intenta ponerle a la Isla para impedir su avance, con la condena casi unánime del mundo al bloqueo, de seguro -como lo ratifican las autoridades y el pueblo unido, Cuba, país de paz, no se rendirá y ejercerá con determinación el derecho a decidir su destino.

