Enfermedad maligna y hereditaria

El sistema depredador y de enorme injusticia que prevalece en Estados  Unidos no admite paños tibios. Podemos y debemos respetar a su pueblo, pero lo que resulta imposible es admirar al sistema depredador que impera en ese país  desde su nacimiento, envuelto en sangre.

Por codicia sin fin exterminaron a sus propios padres fundadores, matando indiscriminadamente a los indios de tribus  para poseer sus tierras que deseaba algún gran señor. Y he dicho que es hereditaria, porque llega hasta nuestros días, con una saña inaudita que insulta la conciencia humana.

Dos simples ejemplos corroboran lo que he afirmado, y  a estas alturas no admiten cuestionamientos históricamente. Veamos: 6 de agosto 1945: Estados Unidos, bajo el gobierno de Harry Truman, lanza una primera bomba atómica a Japón, causando  la muerte instantánea de 140 mil seres humanos. Tres días posteriores, el 9 de agosto del propio año otra bomba del mismo tipo causa la muerte de 40 mil japoneses más; es decir, la siniestra cifra de 180 mil en total. Téngase en cuenta que muchos miles murieron después por las radiaciones y enfermedades. Aquel señor presidente había alertado que: “si no aceptan los términos de la Declaración de Potsdam y se rendían, pueden esperar una lluvia de ruina desde el aire, algo nunca visto hasta ahora sobre la tierra” .

Otros ejemplos para demostrar que la enfermedad es hereditaria: entre el año 1945 y la actualidad se han producido hechos de horror y guerras, liderados por Estados Unidos,   donde han imperado también la codicia y el desprecio al ser humano, causando destrucción y muerte, sobre todo por guerras codiciosas de recursos naturales u otros motivos como puede ser aplastar movimientos y gobiernos que procuran bienestar para sus pueblos. Fíjese lo que ha dicho, por estos días, un senador republicano de Carolina de Sur, de nombre Lindsey Graham  (ilustre heredero de aquellos)

Ha instado a Israel a utilizar bombas nucleares en contra de la Franja de Gaza, porque, dijo que “el país hebreo no puede darse el lujo de perder contra el movimiento político Hamas. Y añadió que las bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki se lanzaron para poner fin a una guerra que no podíamos darnos el lujo de perder  Es decir, en uno y otro caso para no perder deben morir bajo las bombas cualquier cantidad de seres humanos, porque lo importante es Estados Unidos de Norteamérica, el resto del mundo no.

Pero si despreciables  por inhumanos  son los ejemplos mencionados, es inaudito que existan aún gobiernos, organizaciones internacionales y personas que aplauden al gobierno estadounidense; es algo aberrante, porque no solo baten palmas, sino que sienten placer portando esa enfermedad maligna y hereditaria; se sienten bien con su condición deshumanizada y anhelante de alguna limosna que le tire al suelo el emperador de turno.

“Las leyes americanas han dado al Norte un alto grado de prosperidad, y lo han elevado también al más alto grado de corrupción. Lo han metalificado para hacerlo próspero. ¡Maldita sea la prosperidad a tanta costa”. José Martí

Autor

  • Silvio J. Blanco Hernández

    Silvio José Blanco Hernández. Colaborador del Portal de la Radio Cubana. Destacado y multipremiado periodista, escritor, asesor y analista de información. Es autor de libros como "La radio, técnica, arte y magia", y "Los programas informativos de la radio... Y algo más", entre otras obras y materiales investigativos con importantes aportes metodológicos al medio radial.

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