La cara oculta de la guerra

“El tigre regresa agazapado: no se le oye venir, sino que viene con zarpas de terciopelo. Cuando la presa despierta, tiene al tigre encima”. Esta idea de nuestro Maestro Martí la traigo a colación cuando, al analizar someramente la situación de guerras que tiene tan preocupada a la humanidad, nos damos cuenta muy fácilmente del objetivo supremo de los poderosos de hoy: entrar en la escena de guerra agazapados, con armas poderosas al hombro para ofrecerlas “desinteresadamente”, uno de los países beligerantes incluso agradece la ayuda en armas, porque aún está adormecido, y no se percata de que el tigre, lo que realmente quiere pará sí es poseer sus recursos; pero cuando reacciona ya es tarde, el tigre le fue encima sin remedio.

Y es que el imperio yanqui y otros gobiernos que le siguen el juego, todo lo que piensan, hacen y deshacen lo hacen con el objetivo supremo de continuar el desenfreno por la riquezas de otros, cueste lo que cueste; no se preocupan por la opinión mundial porque, sencillamente, no les importa. Y entonces atacan con alevosía hasta lograr su fin. Al efecto, vale la pregunta: ¿Usted conoce de alguna ayuda humanitaria desinteresada que el imperio u otro país del primer mundo ha hecho a algún país pobre  para mitigar en algo la pobreza, el hambre que sufre? Parece obvia la pregunta, pero la creo válida, al menos, para la reflexión. Porque si así fuera, sería con el propósito de pasarle la cuenta por el favor; sería como un garrotero, como se le decía en Cuba a este tipejo.

Para estos señores la guerra ES UN NEGOCIO. Vea usted: la General del Comando Sur de EE.UU. Laura Richardson ha manifestado, refiriéndose a recursos de América Latina que “allá tenemos grandes recursos como el litio, es decir, ya tales recursos los consideran de ellos y no de países como Chile, Argentina y Bolivia, los verdaderos dueños.  En cuanto lo crean necesario si presentan alguna resistencia,  intentarán  golpear de algún modo a esas naciones. Veamos el caso de Ucrania: el apoyo de Occidente a ese país es necesario para asegurar sus ricas reservas de materias primas; y un “gran señor”, el senador de Estados Unidos, Lindsey Graham,  se ha convertido en un abanderado de tal idea. Es que también el canciller alemán ha manifestado que “Ucrania es adecuada como emplazamiento para sectores emergentes de su país.

Vea usted. No solo Estados Unidos y Alemania; otros países ricos que directa o indirectamente están “apoyando” a Ucrania han entrado en el juego de lo que se conoce como el Monopolio, pasatiempo en el que se trata de arruinar a otros jugadores para erigirse en ganador. En esencia, hay que tratar de comprar muchas propiedades, recibir dividendos por el alquiler de ellas; tratar, en la fase de negocios, de aplastar a otros. He consignado ese ejemplo por dos razones: primero porque sirve para ilustrar lo que he señalado, y en segundo lugar porque desnuda la esencia de un mundo sórdido y eminentemente egoísta que tiene al mundo al borde de una catástrofe sin retorno. Resumiendo: tal juego, aparentemente inofensivo, no admite acciones solidarias, porque dejaría de ser el juego del Monopolio.

¿Por qué Estados Unidos intervino en la guerra de nuestros mambises contra el colonialismo español, que algunos mal intencionados –para no utilizar una palabra fea- calificaron al país del Norte como  salvadores de Cuba? ¿Sería para que nuestro país fuera totalmente libre y soberano? ¿Por qué entonces la Enmienda Platt?  Bueno, las respuestas se las dejo como tarea a los incrédulos. Mientras tanto, analicen dos afirmaciones de nuestro Maestro José Martí

“El egoísmo es la mancha del mundo, y el desinterés su sol”. “El egoísta es dañino, enfermizo, envidioso, desdichado y cobarde”.

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