Una gran deuda con Fidel

Sin embargo, la mayoría de los desposeídos y luchadores por un mundo equitativo y justo se lo otorgaron desde el corazón, lo hicieron en gesto de reconocimiento a esa fecunda obra en favor de una vida plena para todas y todos.

En cada sitio de la geografía mundial por donde anduvo Fidel las expresiones de afecto y respeto dieron fe de su estatura moral, refrendaron la grandeza de su hacer y eso es mucho más que un Premio Nobel.

A donde llegaba el líder, de inmediato la gente se agolpaba para saludarlo, ratificarle su gratitud y desearle provechosa vida. Y es que Fidel se sembró en la gente humilde como guerrillero del tiempo. África, Asia, América Latina tienen muy dentro de sí su impronta.

Frenar la guerra, eliminar el uso de armas de exterminación masiva y abogar por la conciliación pacífica entre las partes en conflicto, fueron siempre temas de sus sabias Reflexiones. Hasta el último de sus días escribió, dialogó, avizoró sobre ello.

La humanidad ahora tiene que preservar su legado y seguir labrando un mundo mejor que es posible. Esa es una gran deuda con Fidel.

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