Un comunicador integral en la radio
Los tiempos cambian, la comunicación exige empleo de dinámicas acorde con los tiempos actuales y los comunicadores deben enfrentar su trabajo de manera diferente.
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Los tiempos cambian, la comunicación exige empleo de dinámicas acorde con los tiempos actuales y los comunicadores deben enfrentar su trabajo de manera diferente.
Ellos funcionan como un todo en nuestros hogares. Si se van de vacaciones al campo o la ciudad es increíble el silencio que se siente durante su ausencia. Llenan nuestros días de alegría y color. Vienen y van transmitiendo amor, seguridad, inquietudes, miedos y muchas ganas de vivir. Aunque parezca un acertijo, no resulta difícil de descifrar: son los más pequeños de tamaño, pero los más grandes de corazón, son los niños: hijos, hermanos, primos, sobrinos, nietos, quienes imprimen cada día a los adultos las ganas de seguir adelante y batallar por ellos.
Papeleando en mi archivo de entrevistas, que ya va ganando un espacio preocupante, de pronto e inesperadamente encuentro la que le hiciera 18 años atrás a Gustavo Eguren. La releo a plenitud y me convenzo de su interés actual lo que demuestra que el tiempo es una trampa enloquecedora.
Paso a mostrársela al cibernauta como prueba de ella (la trampa) al tiempo que, malacrianzas del destino, ahora la doy a conocer cuando ya él no puede leerla.
Sin constituir una investigación completa me he dedicado a leer y observar lo que estudiosos y especialistas han escrito sobe el procedimientos de los grandes medios de comunicación.
Dicen que el filósofo y matemático griego Pitágoras, hacía que sus discípulos le escucharan tras una cortina y así, al desvincularse de su propia imagen, sus enseñanzas serían más eficaces. A los alumnos que recibieron lecciones de esta manera adoptaron el nombre de acusmáticos y desde aquel entonces este procedimiento se asocia a la enseñanza y a lo que se puede escuchar sin que se vea.