De la acusmática a la radio educativa en Cuba (I parte)

Me pregunto entonces: ¿Acaso todos los radioescuchas seremos acusmáticos?  Tal vez si, pero con la creación de la radio, la acusmática adquiere otra dimensión, porque el emisor no necesita esconderse del oyente, sino que realmente desaparece; no tiene que coincidir con él en tiempo ni espacio. De ahí la influencia y la capacidad movilizadora de la radio.

La radio se convierte en el escenario ideal para alumbrar ideas entre sus oyentes, para estimular la imaginación y donde muchas veces, los mensajes le otorgan a la realidad un matiz pensado o inconsciente de símbolos y colores.

Por eso hoy, a siglos de la muerte del gran filósofo griego y Día del Estudiante merece la pena retomar el término “radio educativa” cuando parece que la búsqueda de audiencias millonarias, gana cada día mayor terreno y el medio se aleja de su verdadera función para con la sociedad.

En ocasiones, la radio educativa es confundida con la instructiva, comunitaria, popular y formativa, y aunque difieren en algunos aspectos, tienen en común una finalidad de carácter social. Debido a que el término es amplio, sus definiciones muchas veces resultan incompletas o estrechas pero jamás alejadas de su carácter participativo y orientado a la creación de valores.

Por ello la radio educativa va más allá de meros intereses instructivos, para construir identidades culturales, y en fin promover y defender los intereses de la sociedad en su conjunto.

La radio educativa en Cuba

No sería arriesgado hablar de radio educativa en Cuba porque el sistema socioeconómico que impera y al que por esencia, la radio como medio de comunicación debe responder, dirige su política a la igualdad social y la educación del pueblo. Por tanto la programación radiofónica del país va dirigida a lograr tales objetivos.

Según Demetrio Elizalde, destacado especialista e investigador de la radio cubana, el medio radiofónico en el país “se propone satisfacer múltiples intereses de diversos destinatarios y a través de diferentes temas y formas, para lo cual tiene seis funciones: Recreativa, Divulgativa, Informativa, Cultural, Orientativa y Educativa”, las cuales yo resumiría en sólo la última debido a que incluye al resto.

Lo que realmente varía en la programación de una emisora son las características afines a cada espacio o programa, no su objetivo. Es por ello  que considero que se puede educar tanto a través de un programa de variedades musicales, como otro de divulgación histórica u orientación vocacional.

Por eso considero que concebir la radio cubana a partir de dos proyecciones diferentes, como dijera Demetrio: “lo educativo como función o como intencionalidad”; sería redundar en dos términos completamente indisolubles.

El apoyo que la radio cubana muestra al proceso de enseñanza- aprendizaje en las escuelas y universidades cubanas, se evidencia en infinidades de espacios entre los que se destacan, como dijera el destacado profesor en su artículo “La programación educativa en la radio cubana”, La escuela de Ciencia Popular y de Buen Humor, La bolsa del saber, Hora Cubana de Cultura Popular, El jurado del pueblo y la Universidad del Aire, Proyecto VALCUBA en las provincias orientales, entre otros.

Estos programas gozaron de gran popularidad y arraigo en los oyentes. Todavía hoy, personas de diferentes lugares del país recuerdan a sus locutores y se formaron a través de sus enseñanzas. Nosotros como profesores muchas veces utilizábamos algunos de esos espacios como catalizador para el debate en nuestros centros de estudios expresó Rosa Cedeño, jubilada de educación en la oriental provincia de Granma.

Los programas antes mencionados utilizaron el medio radial en actividades relacionadas con la docencia, y que por ende perseguían un fin instructivo en la población. Por ello considero que no es lo mismo instruir que educar, aún cuando la segunda incluye a la primera. Educar va más allá de la instrucción a perfeccionar no solo las facultades intelectuales sino también las morales del oyente.

radio_educativaA este apoyo de la radio a la educación en Cuba se le suman los espacios dedicados efemérides, la historia y sus figuras más notables, los programas sobre el uso correcto del idioma, los consagrados a la orientación vocacional y profesional en los adolescentes y jóvenes, así como las dramatizaciones con adaptaciones de clásicos de la literatura universal.

Aunque en su mayoría esos espacios, entre los que se destacan “Nuestro José Martí”, “Si de hablar se trata”, “Hoy en la Historia”, entre otros, no pretenden suplir al maestro, contribuyen de manera  indirecta a la educación de los estudiantes cubanos.

Por eso aprovechar el medio con fines educativos e instructivos en cualquier sociedad puede ayudar a las personas a decidir y pensar por sí mismas, a aprender a comportarse libre, feliz y responsablemente. La radio se convierte en un espacio de aprendizaje donde los estudiantes y el pueblo van pronunciado un discurso propio y una identidad bien marcada. 
 
El reto sería entonces hacer que estos programas lleguen a los oyentes de manera atractiva, creativa e interesante, aprovechar al máximo las herramientas con las que cuenta el medio para convencer y orientar a los jóvenes en su camino al conocimiento; que no es más que hacerlos más libres e independientes.

Debido a que el aprendizaje es sencillo y sólo se requiere que el oyente entienda, opine, discrepe y hasta participe de lo que se transmite o convoque el medio, pienso que no solo los programas con estas características pueden contribuir al proceso de enseñanza-aprendizaje en nuestro país.

Existen otros, como los de orientación a la familia, noticieros, musicales, novelas que al igual que un programa instructivo pueden tener igual o mayor influencia educativa en los radioescuchas. Por lo que podemos afirmar que toda la programación de una emisora, y en especial la cubana, debía tener un fin educativo, sin importar las características del espacio que sea.

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