Ante el poder mediático, la sabiduría y la inteligencia creativa

Los cubanos tenemos una gran cultura sobre lo que ha representado hacer una revolución en las narices del imperio,  erigido como el monarca mundial y para castigar a  todo los que se  oponen a su mandato decretándolos  como lugares oscuros  de este mundo.

No son pocos  los recursos  empleados para tratar de hacerle creer al universo las razones de sus opiniones o decisiones pero cuando por abrumadora mayoría se vota en 20 ocasiones consecutivas a favor  del  cese el bloqueo impuesto criminalmente contra Cuba,  se ignora y la repercusión en los grandes medios es mínima o nula.

Los capitalistas a través de los medios de radio, televisión, agencias e incluso su incursión en las redes sociales orquestan campañas de descredito contra  países o gobiernos que hoy ya no obedecen a su mandato como  por ejemplo  América Latina, pues  a la luz de cualquier análisis se puede notar un cambio cada día con mayor fuerza donde la semilla sembrada por  los libertadores empieza a florecer robusta, aunque con matices diferenciadores pero con un mismo objetivo: destinar el fruto de sus riquezas a la mejora social.

Detrás de esas campañas se emplean  los mejores y más afamados defensores del sistema capitalista  donde estudian los fracasos para modificar estrategias y lograr impactar como un diseño que ampare el modo de vida americano de forma sutil o burda.

Pretenden encontrar su nicho en las generaciones más jóvenes, proponiéndoles una vida fácil y de “esperanzas”. Pero muchos nos preguntamos qué está pasando  con los inconformes en su propio suelo o con los estudiantes chilenos  por sólo hablar de esta región. Puede que su estudio de mercado tenga fisuras y como barco que hace aguas no se logre achicar para seguir navegando hacia el futuro sin tormenta ni ciclones tan propios de esta zona del mundo.

Los que trabajamos la información, en el esclarecimientos de nuestros oyentes,  no debemos desestimar que lo que ocurra en cualquier lugar del mundo,  por lejano que este sea,  pudiera estar dedicado no sólo al objetivo de apoderarse de las riquezas de esos países,   como ha sucedido en Oriente Medio,  sino que pudiera ser un ensayo de cómo achicar su buque que hoy navega con más  dificultades que nunca en Latinoamérica.

La validación imperialista de operaciones subversivas e injerencistas ha variado con los tiempos. Ya no puede hablarse de “Amenaza Roja”, ni de “Guerra Fría”, ni de campo socialista. Hoy  las sociedades humanas son más cultas y están mejor informadas. Hay mucho más canales universales de información que nunca. Al patrimonio exclusivo de la información se le esta oponiendo una proliferación de puntos de vistas aunque aun persista el manejo intencional  de lo que ellos consideran debe constituir las principales informaciones en los medios.

La forma de colonialismo y de imperialismo no han cambiado: son los mismos desde los tiempos remotos cuando  tomaron vida y cuerpo de oprimir, de apoderarse  de tierras ajenas  hasta la actualidad  en la que quieren seguir sometiendo al mundo como si fuera una aldea.  Sus herramientas para subvertir y derrocar gobiernos siguen siendo los mismos, sólo que ahora las nuevas tecnologías posibilitan se disponga de  herramientas  que permiten una cobertura,  aun limitada, más cercana a la realidad. Por tales   razones  no habrá que esperar mucho para que la  verdad se abra paso.   

Los grandes medios acometen la tarea de definir, fertilizar y promover matrices de opiniones en correspondencia a la bien posesionada red de instituciones académicas y tanques pensantes que actúan como una jauría, siempre presta a reaccionar al sonido de las monedas del imperio y el capitalismo global. Estas se encargan de silenciar el debate verdadero y fomentar el debate falso.

Contra los métodos del imperialismo global en su actual etapa,-  la lucha so pretexto contra el terrorismo-,  las fuerzas revolucionarias y progresistas están dando muestra de rebeldía  y tratando de ponerle coto a los desmanes del imperio.

América Latina lo está demostrando con el afianzamiento de integración que da muestra de solidez y de alternativas reales al capital foráneo, a las estructuras financieras que gobierna el capital e imponen medidas restrictivas que solo consiguen mayor sufrimiento a los desposeídos.

No podemos descartar lo que hoy el poder mediático está utilizando para llamar y distraer la atención con su exceso de recreación aparente  o simplemente tratando de oponer ideas  con estructura culturales plagadas de banalidades y simplezas como si en el mundo no estuviera ocurriendo nada o solamente lo que por intereses pretenden satanizar.

La industria cultural se emplea cada vez mas intencionalmente en ahogar el pensamiento creativo revolucionario y ante él imponer patrones de conducta  con códigos bien estudiados dirigidos a calar en la  ideología del ciudadano pobre y medio  para continuar explotándolo.

La promoción de los símbolos históricos, de ideas y todo lo tenga como objetivo alcanzar un mundo mejor es la principal preocupación del imperio que trata por cualquier vía de destruirla, vilipendiarla y levantar muros de contenciones que eviten la propagación como han hecho con la revolución cubana por más de 50 años. Sin embargo, no lo han podido lograr.

 La sabiduría e inteligencia creativa hay que emplearla muy clara en nuestros medios y rehuir de esquemas y dogmas que nada aportan en estos tiempos. Acompañar al país en el esfuerzo de cambio pero con un discurso fresco, diferente, atractivo donde se refleje el protagonismo de la sociedad cubana en los momentos actuales.

Servir de pulso diario a las dificultades y buscar las respuestas adecuada sin convertir al medio en fiscales sino en aliados naturales de este bello proceso revolucionario. No permitir errores tácticos y saber las prioridades en la información y en la programación que sedimenten ideas nuevas, revolucionarias  para avanzar en el camino de la  sociedad mejor que podemos construir.

Autor