“Inyectar” ánimo en Zona Roja
Tiene apenas 20 años de edad, estudia el segundo año de la carrera de medicina en la Facultad de Ciencias Médicas (FCM) Celia Sánchez Manduley, de la ciudad de Manzanillo, en la oriental provincia cubana de Granma, y “un mundo de ilusiones y metas por cumplir que dependen de la voluntad y el interés con el cual las asuma para ser mejor y crecer como persona.”


La vida de Karina, una adolescente de apenas diecisiete años, se le escurría entre los dedos del equipo médico de la terapia intensiva del hospital pediátrico Eliseo Noel Caamaño, de Matanza; y para colmo, a no pocos especialistas de renombre de otras instituciones de la nación que seguían minuto a minuto la tórpida evolución de la paciente.
El riesgo del nuevo coronavirus, la Covid-19, se encuentra hoy más presente que nunca, por la situación compleja que vive el planeta, que se acrecienta desde diciembre de 2019, cuando el mundo comenzó a estremecerse por la enfermedad. Cuba quizás desde un tiempo antes ya se preparaba y adoptando medidas de Salud.
Cuando le comunicaron que trabajaría directamente con pacientes positivos a la COVID-19, el doctor Frank Abel Acosta González, de Matanzas, casi concluía su expediente para optar por la segunda categoría como especialista en Medicina Interna, con fecha de exámenes próxima y se preparaba además para figurar como profesor auxiliar.
En La Habana hay identificadas alrededor de 500 personas con conducta deambulante, con incidencia de los 15 municipios. Dijo Orestes Yanes Mestre, coordinador provincial del gobierno en la capital que atiende la actividad de fiscalización y control, que en el año que concluyó se lograron insertar nuevamente a la familia 72 personas con estas características, procedentes del Centro de Protección Social.