Lo descubrimos a través de la gran pantalla, primero, con títulos como «La primera carga al machete», «Los días del agua», «Una pelea cubana contra los demonios»… Más tarde la televisión lo devuelve. Pero ya él se ha hecho presente a través del teatro y la radio orientales. Para él no han existido papeles pequeños o grandes, porque a todos se ha entregado con amor, ética, profesionalismo y naturalidad y a todos los ha hecho crecer. Él es él, un actor de fibra, auténtico. Por eso Raúl Pomares es también de los indispensables «Rostros que se escuchan».