La radio surca el éter, rompe el silencio de la noche y poco a poco endulza el oído hasta transportarnos a otra vida, con voces melodiosas que por un momento nos sacan de la realidad cotidiana. Desde la aparición de una de las primeras emisoras con programación regular en 1920, la KDKA -Pittsburg, en Estados Unidos-, la radio ha desarrollado una increíble y constante atracción hacia sus oyentes, pese a enfrentar el reto del surgimiento y desarrollo de otros medios de comunicación visuales, como el cine o la televisión.