Olga Portuondo: la investigación histórica como un vicio

De su autoría muchos han conocido el simbolismo y mestizaje reflejados en la Virgen que adoran, y hasta han sonreído un poco con la gracia con que la estudiosa cuenta las múltiples expresiones populares ante los temibles movimientos telúricos.

Para la Doctora Olga Portuondo Zúñiga, Historiadora de la ciudad de Santiago de Cuba, el sonido de un tambor en un callejón o el aroma que exhala la cocina típica, constituyen inspiración para iniciar una investigación histórica del más alto vuelo.

No extraña entonces que la inminente Feria Internacional del Libro de La Habana sea dedicada en 2015 a esta mujer que demuestra día a día que la historia nacional no puede contarse sin la historia local.

-¿Cuáles son los libros que más satisfacción le han dado en su trayectoria profesional?

–  Son disímiles los títulos, pero me complace mucho Biografía de Nicolás Joseph de Rivera, porque, además de que fue uno de mis primeros libros, publicado en 1985, es un texto importante para comprender la sociedad del siglo XVIII y el proceso de formación de la identidad criolla, que ha sido poco estudiado en la historiografía cubana.

 -¿Cuáles son los títulos que más han impactado en los lectores?

De manera especial, La Virgen de la Caridad del Cobre, símbolo de cubanía.  Lleva ya unas cinco reimpresiones y se agota rápido en las librerías, aunque también ¡Misericordia! Terremotos y otras calamidades en la mentalidad del santiaguero, ha tenido buena acogida, quizás por la forma tan particular de contar los avatares de la urbe ante los sismos que la han azotado.

Este es un volumen que, más allá de su valor histórico, reconoce la tenacidad del santiaguero de permanecer en su terruño como un ejemplo de su apego y amor a él, y llama la atención sobre lo peligroso de tales fenómenos, y la necesidad de construir las viviendas teniendo en cuenta este tipo de eventualidades.

– Aunque varios son los títulos suyos y de otros autores sobre el Oriente cubano, ¿considera que es insuficiente la divulgación de ese tema frente a una investigación histórica que no pocas veces se centra, fundamentalmente, en acontecimientos de otras regiones para explicar la historia nacional?

– A pesar de que desde que se crearon las ediciones territoriales se ha avanzado y se ha mostrado mayor preocupación por reflejar la historiografía de las provincias, donde hay investigadores de puntería; creo que hay que trabajar más en ese sentido.

Y es que la historia de Cuba reclama una nueva visión, a lo que están contribuyendo los historiadores locales para dar una perspectiva más integral, que se corresponda con estos tiempos y aporte a la preparación de los cubanos para el futuro.

-¿Cuáles considera sean los retos de la historiografía cubana en la actualidad?

– Creo que es necesario investigar más sobre los primeros siglos, particularmente el XVII y el XVIII, de los cuales no tenemos tanta información documental en los archivos, y que se extiendan esos estudios a otras regiones, aún más de lo que se está trabajando, y que respondan a los intereses de la Isla en la actualidad.

Cada generación tiene una visión de la historia para, en función de ella, enfrentar el porvenir; creo que esto hay que hacerlo decididamente, lo que constituye hoy un reto para los especialistas más jóvenes de esa rama.

 -¿Algún proyecto en especial con motivo de la celebración del aniversario 500 de la fundación de la villa de Santiago de Cuba?

 – La Oficina del Historiador de la Ciudad tiene en proyecto un texto para que el santiaguero conozca los principales hechos de su tierra, y sacar nuevamente dos libros de viajeros, uno en la Editorial Oriente titulado Walter Goodman, un artista en Cuba, excelente para conocer el espíritu de los santiagueros, especialmente en los carnavales.
El otro, bajo el sello de Ediciones Santiago, se llama Hipólito Pirón: La Isla de Cuba, y aborda la historia de la urbe desde otra perspectiva.

– Nacida en la provincia de Camagüey, ha desarrollado prácticamente toda su vida en Santiago de Cuba. ¿Qué es lo que más le gusta de esta ciudad?

– Son tantas las cosas, pero me encanta el hecho de vivir en un valle rodeado de montañas, si hay algo que se extraña de Santiago cuando se sale es eso, el mar también, pero no tanto como la montaña, lo cual cala sin dudas en la personalidad de los nativos.

– Si tuviera que definir al santiaguero en una palabra, ¿cuál sería?

– Es difícil, pero sería tenacidad.

– Cuando no está en la Oficina del Historiador, impartiendo conferencias en la Universidad de Oriente, escribiendo un libro o inmersa en alguna investigación, ¿qué prefiere hacer Olga Portuondo?

– Aunque son muchas las tareas y apenas hay tiempo libre, tengo preferencia por la cocina y, sobre todo, por preparar dulces, aunque una siempre está pensando qué hacer en cuanto a investigación histórica, porque esto prácticamente se convierte en un vicio y, por supuesto, en un gusto inherente a mí.  

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