¡Árbol que nace torcido…!

Es por eso que hoy día nadie debe asombrarse de la baraúnda que existe en Estados Unidos. Siempre, desde que el monstruo nació, lo han caracterizado las guerras, el despojo a naciones, el desprecio al mundo pobre, las invasiones, el patrocinio de golpes de Estado (violentos y blandos), el robo de recursos, el culto desenfrenado a las armas, el terrorismo de Estado y, sobre todo, su inveterado hábito de autoproclamarse dueño de vidas y haciendas,  naciones, y hasta del espacio extra terrestre, porque así lo ha proclamado un supuesto Dios supremo que ellos y solo ellos conocen.

Claro, el que aún es el inquilino de la Casa Blanca en contra de toda la humanidad  y hasta de sus cercanos secuaces, no tiene ni el más remoto vestigio de honestidad, y ya se ha convertido, de hecho, en el enemigo número uno de este nuestro mundo sufrido, y él mismo está convencido que es el César del siglo XXI.

Ciertamente antes existieron otros semejantes de la misma estirpe, aunque quizás un tanto menos grotescos. No olvidemos nombres de emperadores anteriores como Truman, Mckinley,  Eisenhower, Nixon, Reagan, Clinton, Obama, entre otros nombres que, en su momento, causaron grandes crueldades e injusticias con  guerras sucias para mantener la hegemonía mundial.

Pero no es todo, faltaría mencionar otras “bondades del sueño americano” del que se jactan con impudicia inaudita. No olvidemos que, a lo largo de su historia han utilizado la violencia como arma predilecta; existieron y aún existen, grupos xenófobos,  racistas,  intolerancia, fundamentalismo religioso, el tristemente célebre Ku Kux Klan que asesinaba a negros, o los quemaba vivos, en plena calle con la complicidad de policías blancos; agrupaciones terroristas que actúan libremente y otras del mismo corte contratadas para su accionar en otros países; organizaciones neonazis como The Base (para iniciar guerra racial en EE.UU.);  Civil War 2 (defienden la posesión de armas de fuego y son incondicionales del gran señor Trump. Es imprescindible destacar que todas estas organizaciones actúan con total libertad y complicidad de la Casa Blanca.

Debemos tener presente al señor presidente Theodore Roosevelt, el mismo que hoy funciona como gran inspirador de Donald Trump. Aquel promovió el expansionismo estadounidense de la fuerza armada con agresiones e intervenciones militares contra países latinoamericanos como Panamá, República Dominicana, Cuba y otros en el marco de la llamada “Doctrina del Gran Garrote”, la que el propio Presidente describió con la frase “Speak Softly, but Carry a big Stick”, es decir, “habla suavemente pero lleva un gran garrote”. Así es, y siguen siendo las “virtudes” del Tío Sam.

Entonces, cómo asombrarnos de tanta basura que hoy corroe a la sociedad yanqui. Ayer dando paso a slogan insultantes como La Fruta Madura, el Destino Manifiesto o América para los Americanos. Hoy dice este señor que se revuelve en el estiércol “Estados Unidos Primero”, y no me voy de la presidencia porque no me da la gana. Así son. Algo como un puñal clavado en la espalda del   mundo.  

En 1902 el Subsecretario de Guerra estadounidense afirmaba:

“Debemos destruir todo lo que esté dentro del radio de acción de nuestros cañones. Debemos concentrar el bloqueo de modo que el hambre y su eterna compañera, la peste, minen a la población civil y diezmen al ejército cubano”.

En 2014  Barack Obama aseguraba que Estados Unidos debe liderar el escenario mundial, si no lo hacemos nadie más lo hará, usará la fuerza militar de manera unilateral si es necesario. Ya ve usted, porque afirmamos que el “ÁRBOL QUE NACE TORCIDO JAMÁS SU TRONCO ENDEREZA”.

A tanta maldad debemos contraponer el ideal de un antimperialista por excelencia:

“Sueña y serás libre en espíritu, lucha y serás libre en vida.” “Si el presente es de lucha, el futuro es nuestro”. Ché

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