La casa de los lobos

¿Qué los guía?, pues la ambición, el dinero, así como una enfermedad mental que los convierte en verdaderos lobos hambrientos capaces de todo, en función de lograr sus objetivos. El resultado es que ya nadie sabe quién o quiénes gobiernan; es un desbarajuste tal que resulta nauseabundo.

Se fajan por la supremacía, sin importar el daño a los más débiles, se echa al basurero hasta el más mínimo vestigio de dignidad, y en un festín diabólico se destruye todo al paso de la perversidad.

Ya han surgido grupos de los grandes centros de poder, aglutinados por sectores políticos, económicos, militares, ideológicos y étnicos; en los que están presentes neoliberales, capitalistas, generales y élites. Los hay hasta rabiosos defensores de un ataque nuclear contra Corea del Norte; también aquellos que defienden la prolongación de las guerras en Oriente Medio; otro que se autodenomina Israel First, haciéndole gracia a la afirmación del señor Trump; sumándose una agrupación partidaria de los ilegales asentamientos de Israel en territorio palestino.

Por su parte, en la cueva de los generales se hace presente uno de 4 estrellas, James Mattis, más conocido por “Perro Loco”, el mismo que dirigió la guerra en Afganistán e Irak, y el que mandó a bombardear a los infelices que se encontraban en una fiesta de bodas en Irak.

Hasta hace poco se pensaba que únicamente el gran poder económico era el que gobernaba en Estados Unidos, por encima de los Bush, los Obama o los Trump; pero me he percatado de una fisura en el análisis. Sí es un elemento de primer orden, pero no es toda la verdad. Porque ya no son sólo grandes banqueros, ni connotados jerarcas del sector inmobiliario, ni poderosos dueños de casinos como el actual señor de la Casa Blanca, o los caballeros de la Asociación del Rifle.

Esto va más allá, para encontrarnos con una pléyade de mafiosos, fascistas, y todo tipo de asesinos de cuello y corbata, bendecidos por el sacrosanto sistema que les ha dado vida.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, soy un convencido que ni siquiera el troglodita manda, con todo y su guapería internacional. También me aventuro a predecir que pudieran sacarlo del macabro juego de poder y transferirlo de nuevo a cuidar sus enormes propiedades, en el mejor de los casos, porque ya no sirve para determinados intereses. Ese es el país que describió magistralmente el Maestro Martí:

“Las leyes americanas han dado al Norte un alto grado de prosperidad, y lo han elevado también al más alto grado de corrupción. Lo han metalificado para hacerlo próspero. ¡Maldita sea la prosperidad a tanta costa!

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