Eternamente el bolero (+Videos)

El Bolero, con razón calificado como “la crónica del amor”, ya es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Así lo estableció la UNESCO el recién 5 de diciembre en una sesión del organismo celebrada en Kasane, Botsuana.

Que el Bolero haya sido declarado como tal, es un acto de justicia por constituir uno de los géneros más universales que se escucha, canta e incluso se baila, en todos los confines del orbe.

La proclamación de su binacionalidad cubano-mexicana,  reconoce una proximidad cultural entre dos países que transitan juntos la senda de un mundo en el que la creación artística es uno de sus componentes principales.  

No faltarán hipercríticos que cuestionen la paterno-maternidad del Bolero. Me adelanto a admitir que con ese mismo nombre se conoce otro proveniente de España con una antigüedad que bordea poco más de tres siglos. Era una forma danzaria muy popular en la región de Andalucía, y emparentada con las seguidillas.

Caso aparte es el Bolero que nació en Cuba y se extendió por toda América Latina y el Caribe, cuyos compases difieren de aquel homónimo – pero no sinónimo – español. De hecho existe una diferencia abismal entre nuestro Bolero y el originario de España.

En el caso del Bolero que nos ocupa, todo comenzó en 1833 cuando en Santiago de Cuba el trovador Pepe Sánchez compuso “Tristezas”, pieza que ostenta la primogenitura del género. La composición se extendió por toda Cuba y a partir de ella proliferaron nuevas muestras. Pronto llegó a México a través de las costas de Yucatán y Veracruz, por donde tenían lugar los primeros intercambios marítimos entre Cuba y México.

La nación azteca fue terreno fértil para que sus compositores – trovadores en su mayoría – recrearan el género imprimiéndole un toque propio. De modo que desde Cuba y México sus expresiones bolerísticas se diseminaron por la América continental e insular.

  • Escuchen a Orlando Contreras, el bolerista mayor de Cuba

Grandes compositores latinoamericanos, como los puertorriqueños Pedro Flores y Rafael Hernández, se convirtieron en cultores del género. Piezas de ambos – quienes permanecieron temporadas en México – se popularizaron allá, creadas a partir de la variante del Bolero mexicano. Intérpretes mexicanos como Toña La Negra, Elvira Ríos, las hermanas María Luisa y Avelina Landín, Pedro Infante, Pedro Vargas, Juan Arvizu, Alfonso Ortiz Tirado, Fernando Fernández y Marco Antonio Muñiz, entre otros, cantaron Boleros de los compositores boricuas ya mencionados.

En México proliferaron autores musicales tan descollantes como Agustín Lara, Pepe Domínguez, Guti Cárdenas, Consuelito Velázquez, Gonzalo Curiel, Álvaro Carrillo, Pepe Guízar, Roberto Cantoral, Vicente Garrido y Armando Manzanero. Es una lista interminable de quienes elevaron el Bolero en México a su más alta expresión.

Cuba, cuna del Bolero, vio nacer a grandes compositores como Miguel Matamoros, Ignacio Villa (Bola de Nieve), César Portillo de la Luz, José Antonio Méndez, Marta Valdés, Frank Domínguez, Leopoldo Ulloa, Pablo Milanés en su mayoría cantautores. A la relación de intérpretes se suman Rosita Fornés, Elena Burke, Moraima Secada, Omara Portuondo, Olga Guillot, Beatriz Márquez, María Elena Pena, Bertha Dupuy, Gina León, Lino Borges, José Tejedor, René Cabel, Wilfredo Mendi, Antonio Machín, Vicentico Valdés, Néstor del Castillo, Frank Fernández, Domingo Lugo y el inigualable Bárbaro del Ritmo, Benny Moré.

Honrar debidamente a este género musical de doble nacionalidad amerita que no se omitan nombres más allá de gustos y preferencias. La historia – en este caso la musical -, es ella misma como ha sido y es; por tanto debe contarse como tal. Por ello desearía que esta reseña sirva para que la memoria de cada uno aporte nombres valiosos que, con toda certeza, tal vez involuntariamente haya olvidado.

Épocas más recientes nos han legado la feliz presencia de grandes como Compay Segundo, Ibrahim Ferrer, Mundito González, Ivette Cepeda, Celeste Mendoza, Migdalia Hechavarria, Vania Borges, Haila María Mompié y Waldo Mendoza.

Una particularidad del Bolero radica en que se puede adaptar a nuevas formas y estilos para ser interpretado, y combinarse con otros géneros. Ambas posibilidades le confieren una dinámica y evolución constante que lo hacen siempre actual.

La razón de que el Bolero continúe siendo un género actual, radica en que nació en Cuba como espontánea consecuencia de la naturaleza, el ambiente y el temperamento de nuestros connacionales. En México sucedió parecido cuando desde este caimán antillano el género llegó para quedarse y evolucionar adoptando forma propia.

Es consecuencia directa de una riqueza espiritual que pertenece a cubanos, mexicanos, y  a latinoamericanos y caribeños en conjunto, haber sido reconocido por la UNESCO Patrimonio Cultural Inmaterial, evidencia lo que representa como expresión colectiva cuyos contenidos, desde el amor y la intimidad, dan fe de una riqueza de la que todos debemos sentir orgullo.

Es el bolero un género musical que brilla y brillará en nuestra Radio Cubana desde siempre. Incontable son los programas dedicados al bolero que en todo momento se presenta ante nosotros de una forma actual, consentida, moderna, especial y única.

Autor

  • Tomás Alfonso Cadalzo Ruiz

    Tomás Alfonso Cadalzo Ruiz (Cienfuegos, 1951). Miembro de la UPEC y de la UNEAC. Periodista, escritor y director de programas de Radio. Autor de varios libros en México y en Cuba, entre ellos, "La Radio, utopía de lo posible". Colaborador del Portal de la Radio Cubana desde su salida al aire. Escribe además para espacios de Radio Progreso, Radio Ciudad del Mar y el periódico "5 de Septiembre".

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *