Luis Carbonell Pullés, el maestro de la oralidad

Luis Mariano Carbonell Pullés fue llamado, en una definición exacta, El Acuarelista de la Poesía Antillana.  Ningún epíteto tan cabal para calificarlo. Con el talento y la gracia que lo acompañaron transformó su voz en pincel que trazó en cada historia poética los arquetipos humanos de Cuba y del Caribe hispanoparlante insular y de tierra firme.Tuvo como máximo virtuosismo colorear el paisaje de solares y vecindades habaneras y de su Santiago natal. Historias simpáticas, rumberas y salpicadas de Son; colmadas de humor agudo y elegante, y en ocasiones picarescas. Las  contó y cantó, y con ellas reflejó una época: la mulata y el negro del solar de entonces – discriminados y marginados en su pobreza, y con sus sueños – se debatían en la búsqueda de un espacio impensable debido a las circunstancias.

Nuestro acuarelista devino narrador social. Cada poesía declamada por él nos dejó el sabor de la crónica urbana en toda su realidad. A cada una le puso vida, movimiento y matices entregando un relato para reír y pensar. Hizo con las poesías de Emilio Ballagas, Emilio Coll, Arturo Liendo y José Zacarías Tallet recreaciones asombrosas. Con la obra de Nicolás Guillén le puso más música al verso. A ese Son que con arte entero nuestro Poeta Nacional dotó musicalidad, Luis supo hacerlo ritmo, historia y canción mediante su interpretación, inflexiones, timbre y estilo único.

De este artista figura cimera de la cultura cubana, queda mucho por aprender.   Hasta el día de hoy nadie ha podido igualarse a él en su arte. Tan cierto como que solo a él le tocó una época fértil para el género que creó.

Si un calificativo más le pudiésemos adjudicar, ese sería el de Maestro de la Oralidad.  Tengo la convicción de que lo fue, como también Juglar de la Estampa Caribeña. ¡Cuánto de radio tuvo! No en vano su debut aconteció en la emisora CMKC Este medio en Cuba hace poco celebró su primer siglo de existencia, y cuando Luis Carbonell nació, nuestra Radio Cubana apenas contaba un año de instituida.

Nuestro medio, destinado a la escucha, cuenta solo con el oído humano como puerta para acceder a un universo de percepciones, historias, movimientos, colores y emociones y fragancias: lo mismo que Luis Carbonell nos entregó con el poder de su genialidad.

Los primeros dramatizados radiales fueron, sin duda, narraciones orales hechas por una – o a lo sumo -, dos voces. Aquellos momentos iniciales desconocían los efectos de sonido y los elencos de actrices y actores que llegarían décadas más tarde. Cuando más, algunas apoyaturas musicales para ambientar las historias.

En la Radio todo empezó desde la oralidad, la misma que con calidad suprema labró Luis Carbonell hasta ubicarla en un espacio prominente. Es por ello que en estos días, cuando celebramos el centenario de su natalicio, se me ocurre imaginarlo, además, como un hombre de la Radio con mucho que enseñar, sobre todo en la caracterización e interpretación de personajes.

Si la Radio – como ya dije – cuenta únicamente con el oído de sus receptores, Luis Carbonell también, con su voz, satisfizo los nuestros para colmarlos de historias, risas, colorido y evocaciones, al tiempo que invitaba a pensar.

Cuanto logró alcanzó, tuvo como herramienta su paleta vocal de colores, matizados por una incomparable fuerza interpretativa. Gracias a ello fue y será siempre un Maestro de la Oralidad.


 

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