El canto de la nación «en la hora más bella y solemne»

    «¡Todavía se tiembla de recordar aquella escena maravillosa!», escribiría conmovido José Martí, al recordar la épica jornada del 20 de octubre de 1868, en Bayamo, cuando el patriota Pedro (Perucho) Figueredo, montado sobre su caballo, y en medio de una efervescencia popular sin precedentes, diera a conocer la letra del himno que hasta hoy simboliza el espíritu de un pueblo en permanente defensa de su soberanía. «En la hora más bella y solemne de nuestra patria» –como también afirmaría el Apóstol– vino a alzar «el decoro dormido en el pecho de los hombres», al estar secundado por el primer triunfo de las huestes mambisas sobre las tropas españolas, el nacimiento de la primogénita ciudad libre de la República en Armas, y el nombramiento, en la propia urbe bayamesa, de la primera Plaza de la Revolución en Cuba. Desde entonces, historia, cultura y na­ción han sido esencias entrelazadas en la formación de nuestra identidad; y la marcha guerrera de Perucho, el Himno de todos; un canto de amor y combate que, nacido en la fragua de la emancipación, nos recuerda que «morir por la Patria es vivir». El Himno Nacional es una convicción en la que nos reconocemos como país. Es la marcha que nos enorgullece como tonada de ese clarín redentor y acompañante de la Guerra Grande, que germinó mambisa y, un siglo después, se acrisoló en la lucha rebelde que bajó de la Sierra Maestra con la victoria revolucionaria. El Himno de Bayamo ha estado presente en los triunfos y en las más dolorosas pérdidas. Sus notas nos han encendido las pupilas, lo mismo en los podios más altos del olimpo deportivo que durante un homenaje del pueblo a las víctimas del terrorismo imperialista. Por genuina y heroica, nuestra marcha de guerra tampoco le ha sido ajena …

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Más de 1 100 firmas ya tiene el llamamiento de intelectuales y artistas cubanos

El mensaje de científicos, educadores, periodistas, escritores y artistas cubanos a sus colegas de otros países, publicado hace unos días en la revista cultural La Jiribilla, supera ya las 1 100 firmas y expresa el sentir de la sociedad civil de la nación, liderada en este caso por firmantes de todo el país. Este es «un documento soberano y digno, que defiende las esencias de la nación cubana», destacó el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en su cuenta en Twitter. Añadió que el llamamiento ha recibido el respaldo de 90 intelectuales, artistas y luchadores sociales de 16 países. Según un reporte de La Jiribilla, prestigian la nómina más de 50 premios nacionales de las diferentes manifestaciones artísticas y de Filosofía e Historia, y varios periodistas galardonados con el Premio Nacional de Periodismo José Martí. El respaldo internacional está liderado por figuras de la talla de Frei Betto, Ignacio Ramonet, Atilio Borón, Salim Lamrani, Cecilia Todd, María Eugenia Mudrovcic, Fernando Buen Abad y Héctor Díaz Polanco, así como otras de probado compromiso con la Revolución Cubana. La virulenta reacción en redes sociales de algunos contrarrevolucionarios, replicados de manera inmediata por medios financiados por el Gobierno de Estados Unidos, evidencia la efectividad del documento, que a su vez ha sido reproducido por la prensa cubana y comentado en diferentes espacios habituales de la radio y la televisión nacional. Para adscribirse a este mensaje en defensa de la verdad y soberanía de Cuba puede escribir al correo: oficinaedhcuba@gmail.com. *El correo debe estar acompañado de la siguiente información: – Nombre y apellidos – Profesión – País de residencia LISTA DE FIRMANTES Cubanos: Miguel Barnet Lanza, escritor, Presidente de Honor de la Uneac, presidente de la Fundación Fernando Ortiz. Premio Nacional de Literatura. Marta Ayala …

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Fidel vibra en La Historia me Absolverá

El valiente alegato de autodefensa pronunciado por el doctor Fidel Castro Ruz, el 16 de octubre de 1953, conocido mundialmente como La Historia me Absolverá, convirtió a los prisioneros juzgados por el asalto al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba, el 26 de julio de ese año, de acusados en acusadores. «Nunca un abogado ha tenido que ejercer su oficio en tan difíciles condiciones, nunca contra un acusado se había cometido tal cúmulo de abrumadoras irregularidades. Uno y otro, son en este caso la misma persona», expresó Fidel al iniciar su alegato en una pequeña sala del hospital Saturnino Lora, donde fue juzgado. «Como abogado, no ha podido ni tan siquiera ver el sumario y, como acusado, hace hoy 76 días que está encerrado en una celda solitaria, total y absolutamente incomunicado, por encima de todas las prescripciones humanas y legales», agregó, y con ello puso a sus jueces en incómoda posición. El juicio, iniciado el 21 de septiembre de 1953, demostró a Cuba y al mundo que el asalto a la segunda fortaleza militar del país no era solo una acción militar para destituir a un gobierno fraudulento, sino que respondía a un programa político revolucionario para remover las estructuras de la nación, vulneradas por el artero golpe militar de Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952. Fidel organizó y entrenó a un numeroso contingente de aproximadamente 1 200 jóvenes entre obreros, empleados y estudiantes, que provenían, la mayoría, de las filas ortodoxas. Con 160 de ellos, el 26 de julio de 1953 comandó los asaltos al cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, y al cuartel de Bayamo, acciones concebidas como detonantes de la lucha armada contra el régimen de Batista. Al fallar el factor sorpresa, no pudieron alcanzar el objetivo. Fidel fue hecho prisionero por las fuerzas …

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Universidad de Oriente, 75 años de ciencia y conciencia

Fiel al amor a la Patria que simbolizara, en su acto fundacional, la presencia de la campana de La Demajagua, aquel 10 de octubre de 1947, en la sede del gobierno provincial, la Universidad de Oriente arriba a su aniversario 75, justo cuando se conmemora el 154 del inicio de nuestras luchas independentistas. Ese sentir patriótico, revolucionario y creador, que inspirara en sus aulas a jóvenes revolucionarios como Frank País García y Vilma Espín Guillois, lo ha sabido preservar a lo largo de estos años; y se ha reforzado con las visitas de Ernesto Che Guevara, del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en nueve ocasiones, de Raúl Castro Ruz y, actualmente, de Miguel Díaz-Canel Bermúdez. Como ha dicho su rectora, la doctora en Ciencias Diana Sedal Yánez, se trata de una historia de lucha y tradición académica que transmiten hoy a quienes están en sus aulas y se forman integralmente como jóvenes comprometidos con la Patria y la Revolución, por los caminos de la ciencia, la tecnología y la innovación. De cinco carreras iniciales, hoy son 57, que han graduado hasta la fecha a 70 679 profesionales de toda Cuba y varios países del mundo, fundamentalmente africanos y caribeños; a la vez que acoge en sus 13 facultades, de las dos sedes universitarias y ocho centros universitarios municipales, una matrícula de 21 087, en cinco modalidades de estudio. A propósito de la celebración, el prestigioso doctor en Ciencias y exrector de esta Alma Mater, Enrique Marañón Reyes, dijo que la institución sentó las bases para desarrollos futuros que la han llevado a la excelencia, a transformarse y crecer en respuesta a las necesidades del país, y a visibilizar la ciencia para aportar a la nación mediante la innovación. En ese aporte destacan el Centro de Biofísica Médica, el Centro …

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La Patria como grandioso monumento

No se deja de amar. Lo dicen los familiares de las víctimas. Con los años, tal vez el dolor se hace menos punzante, más sordo, pero sigue estando ahí y se acrecienta en las ausencias: la boda sin padre, el cumpleaños sin hija, las conversaciones que no fueron, las alegrías que no serán. Esas familias, signadas por la pérdida, sufren un peso adicional, el del crimen sin justicia. Sus seres queridos compartieron vuelo con los asesinos, esos que les vieron sus rostros, escucharon las charlas triviales de quien no presiente la tragedia, y tal vez hasta recibieron alguna de sus sonrisas, y aun así fueron capaces de dejar una bomba para matarles. Luego se jactaron. Tenían la tutela poderosa de la cia y nunca la perdieron. En la nave de Cubana de Aviación, procedente de Barbados, que explotó en el aire el 6 de octubre de 1976, con 73 pasajeros, de los cuales ninguno sobrevivió, viajaba también –de cierta forma– Cuba. Y no solo porque, como dijo Fidel en el acto de despedida de duelo, «la Revolución (…) a todos nos hizo hermanos entrañables en los que la sangre de uno pertenece a todos», sino también porque allí estaban el deporte, el internacionalismo, la juventud formada en una sociedad nueva, el mestizaje, la heroicidad laboral… Estupor frente a la barbarie, eso fue lo que sintió un país entero, y parte del mundo, ante uno de los ejemplos más rotundos de hasta dónde es capaz de llegar el terrorismo de Estado, instigado desde suelo estadounidense, contra la Isla. Estupor frente a la barbarie, eso es lo que se siente aún si se repasan los hechos reposadamente, sin el velo de lo rutinario. Así como las familias no sanan sus heridas, la nación no puede olvidar ese dolor ni a quien lo …

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