“CMBF es mi vida, todo lo que he soñado y pensado”

Siempre fui una persona muy romántica, en el término literal y también un poco peyorativamente; porque me acerqué a la radio y no tenía ninguna ambición. Sabía que tenía que hacer radio, mezclar música, presentar mis guiones, presentar mi selección musical.

Durante la entrevista, en la sala de edición, al otro lado del cristal de la cabina de CMBF, Jorge Pérez Jaime no oculta su pasión por la radio y por esta emisora.

Me viene desde niño. Mi familia era pobre, modesta, vivíamos todos en un cuarto, cinco personas, mi mamá y papá y tres hermanos varones; y había una radio que yo siempre acaparaba. Oía toda la tira completa de Progreso hasta la mitad. Y después, de la mitad en adelante oía todo lo que ponían de música clásica de CMBF.

Así fui conociendo la música e identificándola y procesando en mi mente todos aquellos compositores, los cantantes, los intérpretes, los pianistas… Eso me encantaba.

Durante los primeros instantes de la conversación, Jorge aparenta ser una persona mucho más seria de lo que es: de rostro redondo con alguna que otra arruga, mentón fuerte y afeitado, cabello corto que comienza a clarear, y unos espejuelos de armadura marrón que se quita antes de empezar la entrevista.

Sin embargo, apenas comienza a hablar de la radio se relaja, incluso sonríe en varias ocasiones.

Yo me acerqué primero al teatro porque me gustaba mucho y me sigue gustando. Pero lo mío era dirigir programas de radio. Eso lo supe desde siempre.

De niño cuando oía las estaciones, yo veía el milagro de poner una puesta en escena con personas caminando, corriendo, bañándose en el agua y disfrutando de una playa, cuando en realidad la radio es un cuartico como tú ves aquí ahora con micrófono, con efectista, con sonidista, con actores. Es la magia, la gigantesca magia de la radio, que va a ser que perdure más que otro medio audiovisual.

Estamos sentados en una habitación pequeña, de paredes azules y blancas atestada de equipos de sonido, con un gran cristal. Al otro lado del vidrio, se puede ver la cabina de grabación, con pintada con los mismos colores y dos pares de mesas, con sus sillas y micrófonos, frente a frente.

Mis inicios fueron en el extinto Teatro Musical de La Habana, entre los años 89 y 95, cuando estaba estudiando Historia en la universidad. Ahí llegué a ejercer como asistente de dirección y director de alguna puesta, hasta que cierra. Entonces, me acerqué a la radio.

Hace unos 28 años ya que Jorge está relacionado con CMBF, desde que optara por una plaza de “catalogador de libretos”. Trabajó por cerca de dos años en la fonoteca de la emisora, a la par que hacía otras colaboraciones.

No hay nadie en la radio cubana que haya entrado directamente a dirigir un programa de radio o a escribir un programa de radio. Siempre entras por diferentes procesos que te permiten llegar al lugar que has pensado para ti.

Con el tiempo, empecé a vincularme a lo que siempre me ha apasionado, que es hacer radio y hacer radio en esta emisora.

Cuando llego aquí, en primer lugar, me tropiezo con los estudios y veo que son tan chiquitos y que no había escenografía, no había paisaje, no había nada, todo era una cuestión de hacerlo sonoramente. Mi realidad chocó con aquella verdad.

Pero el hecho de acercarme a la radio y ver la profesionalidad y el amor con el que algunos compañeros trabajaban me hizo enamorarme.

Tenía un montón de proyectos en la cabeza para hacer, de los cuales la mitad no se pudieron hacer porque siempre te tropiezas con personas que te ponen trabas. Al final, uno se da cuenta de que en el camino hace falta gente que se oponga a tus proyectos y gente que te acompañe. Para tu adquirir experiencia como profesional todo te hace falta.

Recuerda entonces a Laura Inclán, uno de sus mayores impulsos y a quien sucedió en varios proyectos; y también a Ángel Vázquez Miyares.

Cuando estás aprendiendo una carrera o una profesión, no debes tener nunca pena de preguntar ni de sentirte inferior. Quedarte callado es lo más malo que puedes hacer porque no aprendes. Uno tiene que apoyarse en los demás compañeros que ya pasaron y tienen experiencia, para poder adquirir los conocimientos que hacen falta para seguir adelante. Y eso me pasó aquí y pasa todos los días porque la música clásica es muy complicada.

En la sala contigua, se puede observar el movimiento previo al próximo programa. Están los entrevistados, el locutor. El ambiente es distendido. Jorge está reclinado en su asiento, y juega con sus espejuelos en las piernas.

Sobre los espacios que ha dirigido, comenta que son para él como sus hijos, lo que hace unos más que otros. Entonces, habla de Estudio 9.

Es un proyecto mío desde 2004. Ya va a cumplir 19 años. Lo quiero mucho porque yo lo hice, lo imaginé y ahí está todavía, siendo un programa con mucha audiencia y premios, que me ha dado grandes satisfacciones.

Si tuviera que decidir por uno sería ese. En Estudio 9, hago más énfasis porque es una revista que requiere de mucho trabajo, de insistencia, de preocupación, de moverlas y buscar y seguir buscando hasta el final.

— Según tengo entendido, además de dirigir radio, también ha hecho televisión.

Pues sí, cuando estaba en la facultad hice varios programas de televisión.

— ¿Pero prefieres la radio?

La radio sí, claro. Siempre. La radio siempre.

Entonces vuelve a hablarme de la revista y se adentra en la dramaturgia y hasta los griegos. Po un momento, pareciera que se abstrajera dentro de sus propias palabras.

La revista radial dentro de la estación me gusta mucho. No es como muchos piensan, un saco donde se echa todo. No. Tiene una dramaturgia específica que, si la practicas y la llevas a cabo dentro del programa, tendrás una revista exitosa toda la vida, porque las leyes de la dramaturgia no están hechas desde los griegos por gusto.

El que no considere que en sus programas hay que hacer dramaturgia y pensar como en una puesta en escena, lo está haciendo mal. Si tú violas algún punto, esa revista o programa o pieza siempre va a tener algún problema

Tú puedes hacer aportes en lo que respecta a dinámica y a tempo, pero la dramaturgia no. El hecho de que tú sepas manejarla dentro de la puesta en escena, te ayuda, no solamente a sacar éxito de la revista, también a seguir haciéndola.

Con más de 20 años en CMBF, Jorge Pérez Jaime ha visto cómo ha evolucionado la programación de la emisora, y ha sido parte de ese cambio. Y, de aquello que no ha vivido, sabe bastante. En determinado momento me dice, “te voy a hacer un poco de historia porque no me cuesta trabajo y me gusta hacerlo”.

La emisora inicialmente empezó como una emisora de música nada más. No había forma de hacer un texto de un párrafo en toda la programación. Solo una presentación y una despedida. Era un eslogan que la emisora tenía: Música y solo música.

Después, se fueron añadiendo programas especializados que no solamente ponían la música al aire, sino que también tenían un texto especializado del guionista donde se explicaba la música, el origen, el estilo, quién lo tocaba, quién lo interpretaba, etc. Esto ha sido muy útil porque ayuda al oyente a comprender la música.

También se ha abierto la programación a otro tipo de espacios que tuvieran que ver con otras artes. De hecho, la emisora tiene uno especializado en cada arte. Que salen todos los días a las siete y media de la noche: cine, teatro, artes plásticas, literatura, ballet.

— ¿Por qué vincular la radio con la música?

La mejor vía para la música es la radio. En la radio, tienes todos los niveles, todos los planos de la música. Cuando oyes música clásica en una buena transmisión radial, se tiene la sensación de estar en un concierto en vivo. difícilmente se puede lograr en un concierto en vivo, porque oyes todos los planos, la orquesta completa, todos los instrumentos, perfectos.

Al grabarse, se ha tenido cuidado de que los violines tienen que estar en este plano, el chelo aquí, la viola aquí, el contrabajo en ese otro plano. Entonces es maravilloso poder oír música por la radio, maravilloso.

En diferentes momentos de la conversación, aborda el problema de la juventud y la radio. En cierto modo, le molesta, y tiene mucho que decir.

Aquí se hacen programas para jóvenes, como Variaciones de un Tema Futuro, dedicado a jóvenes intérpretes cubanos; o Increscendo, al cual vienen los mismos estudiantes de música a hablar de sus carreras, tocar instrumentos…

Siempre ha sido una ambición de la estación que el público joven se acerque. Es difícil porque, en el sistema educativo ya no hay la aproximación a la música que hubo en cierto momento.

Ahora los niños no tienen muchas opciones, salvo los padres que les ponen Silvio, en el mejor de los casos, pero en el peor de los casos es reggaetón a tiempo completo. No es lo mismo que si a un alumno de primaria le enseñas todo el espectro de música que existe, y ese niño, que es una esponja y todavía no conoce nada, decide por sí mismo.

Según amplía su argumento, Jorge se va exaltando. Parece ser que es una temática recurrente, discutida hasta el hartazgo.

Entonces, a estas alturas, ¿cómo yo traigo a un joven para la música clásica y CMBF? Cada edad tiene un momento, y si no te pasó a ti cuando tenías la edad para hacerlo, no te va a pasar ahora.

El problema no es tanto de CMBF, sino de que en el sistema educativo no existe una asignatura que aborde aspectos de la música. Y es algo que se debería intentar recuperar.

Todos los días tengo que soportar que vengan personas y me pregunten, ¿cuál es el proyecto para atraer jóvenes? ¿qué tú crees que podemos hacer para acercar a los jóvenes? Mi respuesta va a ser siempre, los jóvenes tienen que acercarse a partir de la educación. El público que escoge la emisora es porque le gusta la música clásica desde antes.

Y mira que se han hecho proyectos para acercar a los jóvenes. 100 mil. ¿Cuántos jóvenes se han acercado? Ninguno. No hay forma.

— ¿Cuánto valor cree que ha tenido y tiene el trabajo de CMBF para la música y el arte en Cuba?

Si no fuera por CMBF, la música cubana que se considera clásica, no se hubiera escuchado nunca en este país. Cuando estrenas una obra de Roberto Valera o de Juan Piñera, ¿dónde se hace? En un circuito reducido de 30 personas o de 300 en un teatro. Si CMBF no graba esa pieza, y la trae a su fonoteca, y la emite, esa música no se oye más nunca.

Yo siempre digo que CMBF es un lujo de la revolución cubana. Aquí no tenemos muchas cosas, pero tenemos una estación de música clásica, que oye un público muy específico.

Esta es una emisora de personas que decidieron por esta música, y que les gusta, que cuando encienden el radio y dicen, ‘el concierto de Tchaikovsky, ¿quién lo tocará?’ Porque ya tienen su información musical y la aprecian.

Eso es lo que pasa también con el asunto de insistir todo el tiempo en que esta emisora sea como el resto. No –Jorge defiende a ultranza la identidad de CMBF.

Ahora reúnes a esas emisoras y pasas por el dial, y hay como una especie de globalización. Todas transmiten lo mismo. De día es idéntico, una discoteca. Los programas se parecen, salvo excepciones, como en Radio Progreso o Radio Enciclopedia.

Yo creo que CMBF tiene una labor importantísima. El que se acerque aquí, aprende no solo de música, sino de arte en general, de cine, de artes plástica, de teatro, de ballet, de todo…. Pero tiene que gustarte y ese es el principal impedimento para muchas personas.

En mi caso, CMBF es mi vida. Tengo 60 años, por tanto, he estado aquí la mitad de mi vida, trabajando para CMBF, todo el tiempo. CMBF es mi trabajo, mi sustento, mis sueños hechos realidad. Aquí yo he hecho todos mis sueños realidad. Todo lo que he pensado, lo que he soñado, yo lo he hecho.

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