Destruyen hasta la vida

En la loca carrera por la supremacía mundial y el egoísmo galopante que siempre los ha acompañado, el imperio no repara, ni siquiera, en respetar la vida. Y es tanto el horror que en su propio patio se producen muertes inauditas, como pueden ser la de niños abatidos por el arma de un fusil en manos de un asesino o un orate, y ¡en su propia escuela! Pienso en los padres,  su familia, sus amiguitos que no murieron en el ataque salvaje pero que quedaron totalmente traumatizados. Y me pregunto también qué sentirán los estadounidenses honestos ante un fenómeno social de tamaña crueldad; y como yo igualmente se preguntarán ¿cómo es posible en una sociedad que se autodenomina un ejemplo, el país al que hay que imitar por sus grandes libertades, tantas que hasta la muerte es uno de los negocios más poderosos, dígase la NRA, o Asociación Nacional del Rifle.

El horror es tanto que la venta de armas de fuego –motivo principal de tanta barbarie- se produce normalmente sin grandes restricciones, porque hasta ahora las medidas adoptadas son generalmente muy pálidas y, ni remotamente, solucionan el problema.

El exgobernante republicado Donald Trump llegó a sugerir que se armaran a los profesores, sin tocar ni con el pétalo de una rosa a la NRA, lo que suponía que los atacantes, conocedores de tal medida, se prepararían más, como quien va a la guerra. ¡Créalo por favor, allá todo es posible. Cualquier persona de este mundo se preguntará por qué tanta locura, y la respuesta es la siguiente: la Asociación Nacional del Rifle es una poderosísima Asociación multimillonaria, habitual cooperante con muchos millones de dólares a determinados candidatos a la presidencia. En consecuencia se establece un vínculo de compromiso donde el agradecido pacta vergonzosamente con el cooperante.

Y allá va la muerte vil a celebrar el triunfo…¿cómo? ¡Matando a inocentes. Así de simple!

Y después el anciano presidente Joe Biden , seguidor leal de ese sistema de horror declaró tras la muerte de 19 niños y 2 maestras en una escuela primaria de Texas “sentirse enfermo y cansado de todo esto, y se preguntaba cuándo iba a parar el lobby de las armas”. Y yo, como simple ciudadano de este mundo le contestaría: señor, si usted dice estar conmovido por tanta muerte de sus conciudadanos, sea un presidente de verdad; ejerza toda la poca  autoridad que posea luchando contra el verdadero poder, no otro que la Asociación Nacional del Rifle; a su muerte deje a los estadounidenses que lloran por tanto horror el sentimiento de agradecimiento a un anciano que contribuyó a evitar tanta barbarie. Eso es lo que usted tiene que hacer porque la pena y el sufrimiento que usted dice sentir no resuelve el problema. Es que el real y verdadero poder no es, ni siquiera, el gobierno de Estados Unidos. Es, eso sí, el sistema político económico basado en la injusticia, el que hace parir hijos anómalos que hacen del dólar una religión por encima de la razón, la justicia, y la fraternidad humana.

Un niño, acompañado por su padre, prueba un rifle en una tienda de armas de Fort Worth (EE UU). Reuters
Un niño, acompañado por su padre, prueba un rifle en una tienda de armas de Fort Worth (EE UU). Reuters

Pero no quiero finalizar sin ofrecer unos pocos datos: la NRA se auto titula como la organización de derechos civiles más antigua de Estados Unidos (hasta  9 presidentes han sido integrantes de esa organización criminal); orgullosos defensores de los patriotas de la historia;  protectores de la Segunda Enmienda de la Constitución yanqui; promover la libertad para la tenencia de armas de fuego entre civiles;  la NRA es uno de los 3 grupos de presión más influyente en Washington; llegó a contribuir con 19,7 millones de dólares para oponerse a Hillary Clinton; el tipejo de Marco Rubio tiene la letra A en el grupo favorecido por la organización criminal.

Este asunto de las armas de fuego en manos de la población es tan aberrante que hasta existen lugares donde los padres llevan a sus hijos para que aprendan a disparar, o mejor decir, dispararle a la vida, a los que ayer fueron sus compañeritos de escuela o alegres jóvenes que compartían sueños para su futuro. Pero a pesar de tanto mal no debemos dejar de ser optimistas, porque como dijo nuestro Maestro Martí: “Cuando los imperios llegan a la cumbre de su prosperidad están al borde del precipicio que los devora”.

Autor

  • Silvio José Blanco Hernández

    Silvio José Blanco Hernández. Colaborador del Portal de la Radio Cubana. Destacado y multipremiado periodista, escritor, asesor y analista de información. Es autor de libros como "La radio, técnica, arte y magia", y "Los programas informativos de la radio... Y algo más", entre otras obras y materiales investigativos con importantes aportes metodológicos al medio radial.

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